jueves, 24 de diciembre de 2009

Ceferino Salas Andrade un ícono olvidado.

Tlajomulco de Zúñiga -24/12/09
Por Yoanis Hernández.

Muchas son las personas que conforman la historia de Tlajomulco, pero hay uno en especial y que además hijo adoptivo: Ceferino Salas Andrade. Él se convirtió en uno de los íconos de la vida y transformación sociales del territorio, por los importantes aportes que hizo a esta comunidad. Ceferino tiene varios récords en su haber, que hoy los recuerda como notorios beneficios para este pueblo: iniciador en el año 1973 del alumbrado público, aseo público y su obra cumbre el escudo en armas.

El escudo tiene una forma impresionantemente estilizada con gran semejanza a un pergamino. En el se puede ver dos espadas puestas en aspa y entrelazadas por dos ramas de laurel.
En las bases del concurso para el escudo de armas, se pedía lo identitario, que Tlajomulco se viera reflejado.

Es por eso que se incluyen un par de cerros y a los pies de éstos, un cántaro de barro. Además se aprecia la figura de un pozo de piedra, surcos de donde emergen frutos de la simiente destacándose una gran milpa de maíz en cuyo tallo aparece una abreviatura compuesta por tres letras: TCP.

En el año de 1972 el presidente municipal, don Epigmenio Riestra, lanzó una convocatoria a los artistas del municipio para la elaboración de un escudo representativo, Ceferino Salas Andrade lo ganó en abril de 1973 y desde entonces su obra maestra se utiliza de manera oficial como el emblema de Tlajomulco de Zúñiga.

Muchos fueron los años que dedicó este hombre al desarrollo urbano, sin embargo tal parece que su obra quedó solo para utilizarla como símbolo, ya que su nombre se ha quedado en el olvido.

Como expresó Ceferino en una charla con este semanario: “Nadie es profeta en su tierra”, el primer homenaje por los beneficios que brindó a los tlajomulquenses, fue realizado hace muchos años en Zapopán, muchos hubo en municipios vecinos, hasta que por fin abrieron los ojos las autoridades de entonces y fue reconocido en Tlajomulco. Al parecer muchas administraciones siguieron y siguen con los ojos cerrados y hacen caso omiso a su trayectoria.

Actualmente Don Ceferino carece de una chequera por recompensa a sus 38 años de servicios interrumpidos al público. Trayectoria y meritos existen de su obra para otorgarle una pensión, pero muchos caminos pueden estar empedrados, uno de ellos puede ser, que no hayan asistido al sitio donde verdaderamente se puede hacer este reclamo, oficina u organismo pertinentes.

Desde hace un año una neumonía crónica con cuadros repetitivos afecta la salud de Ceferino. Las autoridades gubernamentales no se preocupan por su estado y muchos menos le brindan bienestar espiritual o material, el solo recibe apoyo de familia y amigos. Una vez más queda en relieve aquello de que… uno es importante mientras produce.