viernes, 14 de mayo de 2010

Celebran su día y a la Santa Cruz

Una de las tradiciones más mexicanas, con celebración doble, día del albañil y de la Santa Cruz.

Por Ángel Barajas

Entre nubes de polvo, bultos de cemento, tabiques, botes de agua, palas y cucharas, se encuentran siempre trabajando, muchas veces en condiciones adversas y muy pesadas, excepto el 3 de mayo que es su fiesta: El día del albañil.

La fiesta de la Santa Cruz data desde épocas de la conquista, cuando los españoles trajeron la religión católica, cambiando las costumbres de los pobladores mexicanos sobre la cruz, anteriormente por los sentidos cardinales y las ubicaciones de sus centros ceremoniales.
Poco tiempo después se adaptó a la construcción en la que se empleaba la mano de obra indígena, como forma de evangelización e identificación cultural.

Esta tradición se clavó en lo profundo del corazón del pueblo, haciéndola perdurar por generaciones y adaptándola de forma similar a sus fiestas, principalmente para los integrantes del gremio de la construcción y sus familiares, siempre orgullosos de quienes les dan el sostén y a quienes celebran gustosos.

Actualmente, los trabajadores hacen una cruz de los restos de la construcción, como madera o varillas, la adornan con flores y papel para después lucirla en la fachada o en la parte más alta de la construcción, esto como ofrenda de fe para que el trabajo se termine rápido y sin accidentes.


Normalmente se trabaja medio día y a la hora de la comida llega el festín por parte de los patrones o encargados, incluyendo antojitos mexicanos como carnitas, frijoles al albañil (frijoles con chorizo, chile de árbol y chicharrón), tacos de guisado o carne asada, eso sí, sin olvidar el buen “chupe”, como tequila, cerveza y uno que otro pulque.


Lo cierto es que más que una celebración es un recordatorio especial de todos aquellos que nunca vemos o tomamos mucho en cuenta y que sin embargo es gracias a ellos que podemos dormir bajo un techo, pues con sus propias manos y su voluntad incansable edifican nuestras casas y le dan forma a nuestro hogar.

martes, 4 de mayo de 2010

En Tlajomulco un atentado al patrimonio familiar.

Por Víctor Hugo Ornelas

Comprar una vivienda es una de las máximas satisfacciones para muchos, la entrega de llaves es quizá el momento más significativo, en ocasiones el comprador no puede esperar para poder habitar la casa y decir “este es mí hogar”, pero sólo es cuestión de tiempo para que se den cuenta que el sueño anhelado se convierte en pesadilla.

Las constructoras parecen tener una caja de pandora bajo la manga, de la cual pueden salir desarrollos como La Fortuna , Villanova ó Lomas del Mirador, este último, un conjunto habitacional de alrededor de 8 mil viviendas, muchas de ellas apiladas en un edificio de tres pisos, donde la densidad poblacional es más saturada que en lugares como Santa Fe, Lomas del Sur o Chulavista, por ende, dotar de servicios básicos y buena calidad de vida a sus habitantes es muy complicado.

Pero lo anterior parece no importar a las autoridades. Permisos de construcción, pago de los permisos, bitácora de la obra, plano del permiso de la construcción, dotar de servicios al fraccionamiento y algunos requisitos más, son necesarios para que se determine un conjunto habitacional como “habitable”, sin embargo con el consentimiento de funcionarios corruptos, las constructoras venden sus casas sin pasar por dichos trámites, perjudicando así a miles de familias que buscan con años de trabajo formar un patrimonio.
El contar con un certificado de habitabilidad es vital para los fraccionadores, pues las hipotecarias y grupos financieros no liberan el crédito de sus clientes si no hay un dictamen que determine la vivienda a adquirir como habitable. En el caso de Lomas del Mirador, de los certificados emitidos no existe ningún expediente y aunque el trámite requiere un periodo de al menos cinco días para la dictaminación, el visto bueno se otorgó a escasas 48 horas de la solicitud, en algunos casos incluso la respuesta favorable se dio dentro del mismo día en que fue solicitado.
09 Octubre 2009. La constructora Homex solicita ante desarrollo urbano habitabilidad para viviendas de la etapa cuatro de Lomas del Mirador en sus manzanas 10 y 18 con un total de 29 lotes.
09 de Octubre 2009. La dirección de desarrollo urbano otorga el consentimiento de habitabilidad para la etapa cuatro en las manzanas 10 y 18 con un total de 29 lotes.

19 de Noviembre 2009. Homex solicita habitabilidad para 93 viviendas de la etapa 4, pidiendo pronta respuesta.

19 de noviembre 2009. La respuesta es expresa por parte de desarrollo urbano, quienes dan la habitabilidad solicitada de las 93 casas.

Esto quiere decir que la dependencia giró el oficio el mismo día en que fue solicitado con hora de recepción a las 12:17 y 12:48 respectivamente, elaborando los documentos en menos de 3 horas sin un expediente que lo avale y ningún rastro de haber realizado estudio alguno.

Con esto, los créditos fueron liberados, la constructora recibió el dinero y los compradores su casa. Los certificados tienen la leyenda “no existe inconveniente alguno para su recepción y habitabilidad” y están firmados por el ex director de desarrollo urbano, Jorge Munguia, sin embargo es un trámite que de acuerdo a los lineamientos del propio ayuntamiento, debería hacer tramitología.

Las condiciones en que se vive en la gran mayoría de los fraccionamientos de Tlajomulco son muy complicadas e inseguras, lo que hace difícil que estos puedan considerarse como un lugar 100% habitable. En el caso concreto de Lomas del Mirador y La Fortuna , en ninguna de las etapas cuentan con el servicio de luz y los que han llegado, tienen que “colgarse“ del registro para poder tener energía eléctrica. Por otro lado, en una de las etapas, quienes han adquirido su casa viven a escasos metros de donde aún se trabaja, teniendo de vecinos edificios en construcción.

En Villanova no cuentan con sistema de drenaje, servicio de agua y luz, mientras que en La Fortuna (en el Capomo), el ingreso al fraccionamiento no está concluido, la zona en la cual se construyó generó una gran polémica pero nadie hizo nada. Por esto, a conjuntos como los anteriores y Lomas del Mirador nunca se les debió expedir un certificado de habitabilidad, pues estos fraccionamientos no cumplen con los mínimos requisitos para ser habitados.

Como siempre, los que terminan pagando son los ciudadanos, para quienes la vivienda que con tanto esfuerzo lograron conseguir, se convierte en un problema más, viéndose afectada su calidad de vida, mientras que el bolsillo de empresarios y funcionarios crece a la par que la densidad demográfica.

Situación por demás grave, que hasta el momento no ha sido considerada como motivo de alguna demanda de la actual administración contra ex funcionarios por el daño ocasionado al municipio.