Por Víctor Hugo Ornelas
/ Mario G. León
Ahora la vía luce bastante libre, también de personas que la recorran |
El proyecto inició en la pasada administración, entonces llamado “Vía recre-activa”, pero olvidado meses antes de terminar su gestión. Se retomó a semanas de que comenzara su gestión el actual ayuntamiento, pero ahora con el nombre de “Vía libre”.
La primera fue la de la cabecera municipal, corría por uno de los sentidos de la Avenida Pedro Parra, en su apertura, el presidente municipal recorrió en bicicleta parte de la vía y tras él, un numeroso grupo de ciudadanos que parecían indicar que el proyecto tendría éxito.
También en Santa Fe, las avenidas Nuestra Señora de las Mercedes, Nuevo México, Colón y Brasil fueron cede de este proyecto, tiempo después, Chulavista ingresó a este esquema con su propia Vía Libre.
En un principio los niños acudían en sus bicicletas, patines y carritos, los adultos la utilizaban para correr y los automovilistas terminaron por aceptar el cierre de estas calles durante la mañana de cada domingo.
Con la llegada de la primavera las cosas parecieron mejorar, el ayuntamiento instaló albercas para los niños en diferentes puntos, logrando así una gran convocatoria.
Sin embargo, el éxito no les duró mucho, los pequeños empezaron a dejar de asistir a estas vías cuando las albercas fueron retiradas, los padres se olvidaron de correr y las bicis se empezaron a amontonar sin que nadie las solicitara.
La primer vía en caer fue la de Pedro Parra, lo anterior debido a la escaza participación ciudadana, fue entonces cuando el ayuntamiento decidió enviarla a Eucaliptos, en donde nuevamente la figura del presidente municipal a bordo de una bicicleta convocó un buen número de personas. Pero la vía nunca volvió a tener la misma afluencia.
Para que la vía funcione, se requiere de la presencia de servidores públicos que la coordine. |
Ahora las calles que son cerradas para tal fin, lucen como calle abandonada de algún pueblo fantasma en donde ni un alma hace acto de presencia, siendo los funcionarios públicos los que pasan algunas horas bajo el sol esperando a que al menos un niño acuda y solicite una bici o bote alguna pelota sobre la calle.
Pero la situación de la falta de gente en las vías libres no es la única razón por la cual podemos decir que estas han fracasado, aunque sí la principal, pues la razón de ser de estos espacios es el uso y aprovechamiento que le den los ciudadanos, lo cual definitivamente ya no sucede.
Aunado a esa falta de convocatoria en la que han caído las vías libres, existen algunos otros motivos que juegan en su contra adversamente, pues en materia de organización, para que la vía funcione se requiere de la presencia de funcionarios públicos que la coordinen y al no existir una plaza para tal efecto, la medida que tomó el ayuntamiento fue la de encomendar aleatoriamente a las diferentes direcciones y dependencias la vía libre, algo que muchos trabajadores no vieron con buenos ojos, generando así molestia entre ellos.
Otros simplemente negociaban su asistencia a la vía libre con el poder faltar a un día de labores dentro de la jornada cotidiana, pues la gran mayoría no hizo suyo ese proyecto, por lo tanto no tienen interés en formar parte de él y menos si se trata de sacrificar la mañana y parte de la tarde del domingo.
Las razones de la inasistencia de los ciudadanos a estas vías se puede atribuir a diferentes factores, quizá perdieron el auge al dejar de ser una novedad, o quizá la implementación de nuevos proyectos como los torneos de futbol, porque los pequeños prefieren acudir a practicar este deporte antes de recorrer una calle en bicicleta.
En cuanto a costo se refiere, estas vías no representan una inversión o mayor problema, sin embargo la administración debe saber reconocer cuando un proyecto funciona y cuando lo deja de hacer, y en el caso de las vías libres es bastante evidente que no se obtienen los resultados esperados, por lo que sería buen momento para definir si éstas continúan con esa baja expectativa o simplemente buscan una nuevo proyecto que de mejores resultados.
Continuar operándolas con los tristes resultados que dan en estos momentos puede catalogarse como una terquedad, algo en lo que ningún gobierno debe caer, pues estos deben ser capaces de medir el éxito de sus proyectos e impulsarlos o abandonarlos en el momento adecuado, en este momento ya resulta ilógico mantener un proyecto para la población, que nadie ha hecho suyo, mostrando absoluta indiferencia hacia todas las vías libres.
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