Tradición, cultura e historia, verdaderos motivos de las fiestas patronales |
La Cofradía de Tlajomulco es
el punto central de las fiestas de la cabecera, existe desde el año1530, el
Fraile Antonio de Segovia fue el primer Tatita, a quien los indígenas le
llamaban “Tatita blanco”.
La Cofradía es una agrupación
de seis familias que tiene a su cuidado el Templo del Hospital y todos los
actos de culto que se realizan en este santuario dedicado a la Purísima
Concepción.
Cada jefe de familia recibe
nombres los nombre de Tatita, Topilli, Mantopilli, Xipilli y Xiquito, que en
lengua náhuatl quiere decir el papá, hijo mayor y así sucesivamente hasta el
hijo más pequeño, ellos durante un año junto con sus esposas e hijos viven en
el templo, lo cuidan, le dan mantenimiento y se encargan de administrarlo,
incluso de elegir a aquellos que los sucederán el próximo año, convirtiendo al
templo del Hospital en el único de toda Latinoamérica que a pesar de ser de
culto católico, no lo administra el clero, sino los mismos ciudadanos de la
comunidad.
Por Víctor Hugo Ornelas /
Jorge López
Durante el novenario se le
llevan mañanitas la Virgen de la Purísima Concepción, se ofician misas, se
hacen peregrinaciones por las calles de la cabecera, en las que participan un
gran número de habitantes, se ofrece verbena popular en la plaza y se realizan
eventos musicales, así mismo se reciben a personas de diferentes localidades,
Municipios y partes del Estado. El punto cumbre de estas celebraciones es el
día 8 de diciembre, en donde tras la procesión y la misa en el templo del
hospital, se realiza la renovación de la Cofradía en un acto que conjuga dos
culturas, la de nuestros antepasados náhuatl y la española, quien se quedará a
cargo hasta el siguiente año.
Van en decadencia
Pleitos, basura y venta de
alcohol caracterizan las fiestas patronales
Las fiestas en honor a la
Purísima Concepción de la cabecera de Tlajomulco a pesar de contar con una
historia rica en cultura y tradición, cada año parecen ir perdiendo su sentido
entre las noches de banda, alcohol y las riñas.
23 puestos de venta de alcohol
instalados en la plaza nos pueden dar una idea de la cantidad de bebidas
embriagantes que se consumen durante las noches de las fiestas patronales,
botellas de casi cualquier tipo amanecen regadas por la explanada de la presidencia
junto con una cantidad sorprendente de basura.
Para muchas personas, las
fiestas patronales se han convertido en un asunto incómodo, molesto y hasta
vergonzoso
“Toda la noche anda uno al pendiente de las broncas porque vuelan botellas o se pelean afuera de tu casa”
Y por las mañanas el olor de la plaza
y las calles aledañas es desagradable, los fiesteros las terminan utilizando
como baños públicos y son los vecinos quienes deben limpiar las “gracias” de
otros.
La situación es tan lamentable
que algunos de los gremios que se encargan de organizar los festejos han optado
por organizar reuniones en salones privados, para alejarse del alboroto masivo
y no ser partícipes del desorden que se genera.
El cambio de Cofradía, las mañanitas, las
misas y peregrinaciones, principales eventos de las fiestas, apenas pueden
presumir de contar con alrededor de 500 asistentes, mientras que bandas que se
presentan en la plaza, en algunos días atraen, como mínimo, a dos mil personas
en la explanada de la presidencia, que lo último que hacen es respetar,
solemnizar sus tradiciones y su historia.
Eso sucede en todas las poblaciones del municipio los tradicionales festejos religiosos se han convertido en oportunidades de hacer negocio y el negocio que mas deja es la venta de alcohol, y si no denle una vuelta a San Juan Evangelista del 24 en adelante.
ResponderEliminarEs lamentable que la autoridad no le interese el bienestar de sus ciudadanos, la nula presencia de policías, el exceso de alcohol y la falta de servicios sanitarios es una de las características de esta celebración.
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