Por Mario González León
Ser representante de una religión en cualquier país del mundo exige prudencia y valentía, pues no siempre las constituciones son acordes a los valores morales que representa, es por ello que la prudencia para decir las cosas tiene una alta estima en la iglesia católica, para evitar enfrascarse en problemas diplomáticos cuando estos son innecesarios, pero también se requiere de valentía cuando se legisla en sentido opuesto a los principios que representa, sin importar las consecuencias que ello implique.
De no existir ese doble carisma en los ministros de la iglesia, la lucha en contra de la esclavitud y la explotación humana hubiera tenido un destino muy diferente en los países latinoamericanos. Aunque en esos años les costó, además de la persecución gubernamental, la excomunión de la iglesia católica. Con todo en contra, hubo varios clérigos que impulsaron la lucha armada, Miguel Hidalgo el más sobresaliente para México.
De no existir ese doble carisma en los ministros de la iglesia, la lucha en contra de la esclavitud y la explotación humana hubiera tenido un destino muy diferente en los países latinoamericanos. Aunque en esos años les costó, además de la persecución gubernamental, la excomunión de la iglesia católica. Con todo en contra, hubo varios clérigos que impulsaron la lucha armada, Miguel Hidalgo el más sobresaliente para México.