La Privada Guadalupe Victoria, desde Zapata hasta Panteón, a pesar de las obras realizadas, es una calle improvisada que pasó de ser el cauce de un arroyo a ser la vía de entrada de más de 20 familias a sus casas.
En la época de lluvias es cuando surgen los problemas, pues el agua reconoce su cauce y la calle se transforma en un pequeño río que conduce las aguas desde la parte alta del poblado hacia la laguna, “Cada que llueve ya sabemos, aquí en el patio metemos todo y por eso pusimos las piedras, así por lo menos da la vuelta y no se nos mete tanto”, comentó la señora Marcela, vecina de esta calle.
Por Ángel Barajas