Por Mario G. León
“Se me puso la piel de gallina”. Fueron las palabras de quien se organizó una posada con un grupo de amigos que acostumbran reunirse para acudir a lugares donde puedan llevar un poco de alegría y compartir de los beneficios recibidos en el año, en lugar de pasar el rato en torno a una mesa de un restaurante caro.
Ella iba saliendo de El Rinconcito, había ido a conocer el lugar para comprobar que efectivamente fuera un lugar con necesidades.