sábado, 17 de marzo de 2012

El gran negocio de las máquinas de azar (Parte 1)

Quienes dejan las máquinas a los comerciantes les aseguran que no tendrán
problemas porque ya se arreglaron con los del ayuntamiento

Gran controversia se ha generado en torno al decomiso de las máquinas de azar que ha realizado el ayuntamiento de Tlajomulco de manera intermitente, realizándolas en fechas no establecidas y en lugares aleatorios. Hasta hoy, se han retirado de diversos negocios del Municipio, más de un centenar de ellas y se han entregado a la Procuraduría General de República. Sobre estos hechos se han generado una serie de rumores, en donde el más perjudicado ha sido el ayuntamiento en general y algunos funcionarios en particular.

Por Mario G. León


Por qué están prohibidas

En 1939, por decreto de Lázaro Cárdenas, quedaron prohibidas las apuestas y juegos de azar, motivado por el “Desfalco que ocasiona a la economía familiar”, entre otras cosas, y fue hasta 1947, cuando se publicó la Ley Federal de Juegos y Sorteos, donde especifica en su artículo 1: “Quedan prohibidos en todo el territorio nacional, en los términos de esta Ley, los juegos de azar y los juegos con apuestas”, señala además que sólo la Secretaría de Gobernación (de la Federación) podrá autorizar el establecimiento de lugares para realizar este tipo de juegos y serán vigilados y controlados por ellos.

Establece en su artículo 12 las penas para quienes no cumplan esta ley: “Se impondrá prisión de tres meses a tres años y multa de quinientos a diez mil pesos, y destitución de empleo en su caso: (…) II.- A los dueños, organizadores, gerentes o administradores de casa o local, abierto o cerrado, en que se efectúen juegos prohibidos o con apuestas, sin autorización de la Secretaría de Gobernación, así como a los que participen en la empresa en cualquier forma; (…) IV.- A los funcionarios o empleados públicos que autoricen juegos prohibidos, los protejan, o asistan a locales en donde se celebren”.

El ayuntamiento por su parte puede realizar revisión de las licencias otorgadas para verificar que no se realicen actos ilícitos en los establecimientos, y en caso de detectar que así sea, proceder, sancionando al establecimiento o decomisando el producto no permitido, como lo hacen cuando una bonetería vende cerveza o una tienda de abarrotes opera como casino.
Entonces, todo local que quiera tener alguna máquina de azar, deberá contar con el permiso de la Secretaría de Gobernación, como es el caso de los múltiples casinos que se han autorizado desde finales de la administración foxista.

Cómo operan

Las máquinas en las tienditas han resultado un gran negocio, que está prohibido en México, principalmente para los dueños de los equipos que se quedan con el mayor porcentaje de las ganancias; aunque en menor medida también favorecen a los pequeños comerciantes con ingresos que oscilan desde los 50 hasta los 300 pesos semanales por equipo, según lo confirmaron ellos mismos.

Los equipos están programados para otorgar como premio entre el 20 y el 40% de lo recibido, según lo haya especificado el dueño de la máquina, lo que significa que para lograr ingresos en las tiendas de 100 pesos, los clientes tuvieron que jugar al menos mil pesos.

Cuando los dueños de los equipos se los dejan, les aseguran a los comerciantes que no tendrán ningún problema, según declaración de varias personas, ya que les aseguran tienen el permiso del ayuntamiento, esta es una de las respuestas obtenidas y grabadas, garantizando el anonimato del denunciante, “Yo tenía dudas de que la dejaran porque no quiero tener ningún problema, la tienda es lo único que tengo para sostener a mi familia, pero me trajo una máquina que tiene holograma y me dijo que con eso, el ayuntamiento ya no les hace nada, porque así se dan cuenta que son de las que están pagando con ellos, quedó de traerme luego un papel que me lo garantice, pero no me ha traído nada”.

Según declaraciones de los mismos comerciantes, la mayoría de los entrevistados tienen cuando mucho una semana con el equipo, sin embargo, también señalaron que “cada semana” pasa el dueño para revisarla y les deja su parte, “Unas con otras más o menos nos quedan 150 pesos”, dijo uno de ellos, lo que significa que no era verdad que tenía apenas una semana.

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