Quienes dejan las máquinas a los comerciantes les aseguran que no tendrán problemas porque ya se arreglaron con los del ayuntamiento |
Gran controversia se ha generado en torno al decomiso de las máquinas de azar que ha realizado el ayuntamiento de Tlajomulco de manera intermitente, realizándolas en fechas no establecidas y en lugares aleatorios. Hasta hoy, se han retirado de diversos negocios del Municipio, más de un centenar de ellas y se han entregado a la Procuraduría General de República. Sobre estos hechos se han generado una serie de rumores, en donde el más perjudicado ha sido el ayuntamiento en general y algunos funcionarios en particular.
Por Mario G. León
En 1939, por decreto de
Lázaro Cárdenas, quedaron prohibidas las apuestas y juegos de azar, motivado
por el “Desfalco que ocasiona a la economía familiar”, entre otras cosas, y fue
hasta 1947, cuando se publicó la Ley Federal de Juegos y Sorteos, donde
especifica en su artículo 1: “Quedan prohibidos en todo el territorio nacional,
en los términos de esta Ley, los juegos de azar y los juegos con apuestas”,
señala además que sólo la Secretaría de Gobernación (de la Federación) podrá
autorizar el establecimiento de lugares para realizar este tipo de juegos y
serán vigilados y controlados por ellos.
Establece en su
artículo 12 las penas para quienes no cumplan esta ley: “Se impondrá prisión de
tres meses a tres años y multa de quinientos a diez mil pesos, y destitución de
empleo en su caso: (…) II.- A los dueños, organizadores, gerentes o
administradores de casa o local, abierto o cerrado, en que se efectúen juegos
prohibidos o con apuestas, sin autorización de la Secretaría de Gobernación,
así como a los que participen en la empresa en cualquier forma; (…) IV.- A los
funcionarios o empleados públicos que autoricen juegos prohibidos, los
protejan, o asistan a locales en donde se celebren”.
El ayuntamiento por su
parte puede realizar revisión de las licencias otorgadas para verificar que no
se realicen actos ilícitos en los establecimientos, y en caso de detectar que
así sea, proceder, sancionando al establecimiento o decomisando el producto no
permitido, como lo hacen cuando una bonetería vende cerveza o una tienda de
abarrotes opera como casino.
Entonces, todo local
que quiera tener alguna máquina de azar, deberá contar con el permiso de la
Secretaría de Gobernación, como es el caso de los múltiples casinos que se han
autorizado desde finales de la administración foxista.
Cómo operan
Las máquinas en las
tienditas han resultado un gran negocio, que está prohibido en México,
principalmente para los dueños de los equipos que se quedan con el mayor
porcentaje de las ganancias; aunque en menor medida también favorecen a los
pequeños comerciantes con ingresos que oscilan desde los 50 hasta los 300 pesos
semanales por equipo, según lo confirmaron ellos mismos.
Los equipos están
programados para otorgar como premio entre el 20 y el 40% de lo recibido, según
lo haya especificado el dueño de la máquina, lo que significa que para lograr
ingresos en las tiendas de 100 pesos, los clientes tuvieron que jugar al menos
mil pesos.
Cuando los dueños de
los equipos se los dejan, les aseguran a los comerciantes que no tendrán ningún
problema, según declaración de varias personas, ya que les aseguran tienen el
permiso del ayuntamiento, esta es una de las respuestas obtenidas y grabadas,
garantizando el anonimato del denunciante, “Yo tenía dudas de que la dejaran
porque no quiero tener ningún problema, la tienda es lo único que tengo para
sostener a mi familia, pero me trajo una máquina que tiene holograma y me dijo
que con eso, el ayuntamiento ya no les hace nada, porque así se dan cuenta que
son de las que están pagando con ellos, quedó de traerme luego un papel que me
lo garantice, pero no me ha traído nada”.
Según declaraciones de
los mismos comerciantes, la mayoría de los entrevistados tienen cuando mucho
una semana con el equipo, sin embargo, también señalaron que “cada semana” pasa
el dueño para revisarla y les deja su parte, “Unas con otras más o menos nos
quedan 150 pesos”, dijo uno de ellos, lo que significa que no era verdad que
tenía apenas una semana.
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