El Chivabarrio se ve afectado por la delincuencia, las autoridades parecen indiferentes |
A seis meses
y medio de que inició operaciones el centro comunitario de la zona valle, mejor
conocido como Chivabarrio, en lo que se refiere a canchas de futbol, baños y
área de juegos infantiles, ya se puede observar con varios daños, ya que
algunos jóvenes y adolescentes se han encargado de destruirlos, saquear sus
sanitarios y utilizar un cárcamo como “nido de amor”, ante la nula intervención
de las autoridades.
Por Jorge
López
El
Chivabarrio cuenta con dos canchas de futbol profesionales empastadas, pista
para correr de 500 metros lineales, dos canchas de usos múltiples, una alberca
semi-olímpica, gimnasio al aire libre, vestidores, regaderas, baños y área de
juegos infantiles. También cuenta con un centro infantil integral, que operará
la Asociación Children Interntional y que atenderá a más de seis mil niños de
la zona valle de Tlajomulco.
En un
principio todo marchaba sobre ruedas, pero ahora el Chivabarrio se ha convertido en objeto de
destrucción y saqueo, por ladrones que se roban las regaderas, llaves de agua
y jóvenes que dejan inservibles los
juegos.
Pese a que
hay un encargado para dar mantenimiento al lugar y vigilar, poco o nada puede
hacer ante los vándalos que sólo acuden al lugar, para hacer maldades o
consumir enervantes, y la policía, que tiene un módulo a escasos metros no
acude a sus llamados de auxilio.
El encargado
del Chivabarrio, explica que cuando llama la atención a los jóvenes, recibe
respuestas como: “A ver bájame del
juego”, “Hazle como quieras, pero de aquí no me muevo”, “A mí nadie me dice lo
que debo de hacer”, “Ya estás ruco, mejor ni le juegues al valiente”.
“Si llamo a la policía nunca vienen y si intento
sacarlos por la fuerza arriesgo mi integridad, a que regresen y me vayan a
causar algún daño (…) Vienen en grupo y mientras unos me distraen en los juegos
infantiles, otros se meten a los baños a robar lo que pueden”, lamenta el cuidador del Chivabarrio.
Los baños,
que antes presentaban una agradable imagen en cuanto a estado y limpieza se
refiere, ahora son la cara opuesta. No sólo se roban los accesorios, si no que
defecan en las áreas de regaderas.
De igual
forma, forzan los barrotes que rodean al deportivo, para introducirse por ahí y
no dar la vuelta. Al fondo de las instalaciones se ubica un cárcamo que está
fuera de servicio, y pese a estar bardeado, la puerta fue destruida y tanto
hombres como mujeres utilizan el lugar, a cualquier hora del día y sin el menor
recato, como “motel”.
Ante esta
situación y la aparente indiferencia de las autoridades, presuntamente
encargadas de mantener el orden, se presenta el riesgo de que en un futuro
cercano, al Chivabarrio dejen de acudir las familias a llevar a sus hijos, ante el temor e invasión de los
vándalos que toman esos lugares para sus reuniones y el consumo de enervantes.
Y lo que no
podía faltar, como en todo el Municipio, también aquí ya llegaron los
comerciantes informales. Se puede observar en el área de juegos infantiles una
vendedora de golosinas, aguas y demás, quien a palabras del encargado, ya se
apropió del lugar y se niega a retirarse.
Es urgente e
indispensable que las autoridades correspondientes intervengan y pongan un alto
total a las irregularidades que se presentan en este lugar, considerado por
muchos uno de los logros más relevantes de la actual administración.
Es una pena, que las autoridades no hagan nada al respecto ya que es un lindo lugar de esparcimiento familiar y en donde podía uno llevar a pasar una tarde muy agradable a sus hijos. Yo fui a visitarlo poco después de su inauguración.
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