martes, 6 de marzo de 2012

Semillero de delincuentes


La falta de espacios causa vandalismo en Santa Cruz de las Flores


El graffiti, escándalos, riñas, alcoholismo y drogadicción en adolescentes, son parte de la problemática que no sólo sigue sin resolverse en el Municipio, sino que va en alarmante aumento. Según declaraciones oficiales, el núcleo de concentración del problema se encuentra en los fraccionamientos Santa Fe y Chulavista. Se presume, además, que los principales infractores son personas foráneas a Tlajomulco, que ahora avecindados en él, han importado estas “malas mañas”. Sin embargo, a decir verdad, todo el Municipio sufre de este mismo mal, que ataca a gran número de jóvenes y adolescentes, que cada vez más, contagia a niños desde los ocho años de edad.

Por Blanca Bravo

Santa Cruz de las Flores es un claro ejemplo de esta grave problemática. En una investigación para este semanario, se logró contactar con adolescentes que comparten un común denominador el skateboarding o práctica con patineta y el graffiti. Ambas actividades bien encausadas y localizadas no encierran problema alguno, sin embargo, debido a la falta de espacios para practicarlas, han sido desplazadas a la clandestinidad de la noche y del delito.

El skateboarding es por muchos, y por los jóvenes mismos, considerado un deporte de riesgo, pero al fin un deporte. Los chicos que  fueron entrevistados poseen una resistencia excepcional y un físico salvo de obesidad, pero por “no haber dinero para equipo”, practican esta actividad sin protección alguna, “Yo creo que nos estorbarían las rodilleras”, dice uno de ellos, pues nunca han podido pagar más que la patineta y uno que otro remiendo de ella. “La gente nos corre, que porque hacemos ruido y dañamos las banquetas”, dice uno; “Si güey, si fregamos las orillas”, contesta otro, “Pero ¿Qué hacemos? Nos encanta patinar, también nos corre la policía de la plaza, pero nomás se va y nosotros regresamos a darle”. “En la patineta sacamos toda nuestra ira”, dice el que pareciera un sabio psicólogo. El adolescente, el joven, el niño, inmersos todos en esta realidad de incertidumbre y abandono, en el caldo revuelto de hormonas y energía en que se convierte, necesita una válvula de escape.

La graffiteda es, de las dos actividades, la más complicada. Si bien la práctica de patineta rompe el orden en las calles, obstruye y daña banquetas, causa accidentes, así como contaminación auditiva, existe para practicarla, aunque de manera limitada en funcionalidad y horario, por lo menos una unidad deportiva. Por el contrario, el graffiti es un pasatiempo que por sus dimensiones de pintado no es fácil de practicar dentro de los límites de la legalidad. Según otros de los entrevistados, ellos calculan que en menos de un año no habrá muros sin graffiti en Santa Cruz, porque cada día son más los chavos que se salen a avanzadas horas de la noche o en la madrugada a “rayar”.

En ellos se están gestando varios fenómenos de preocuparse: 1. Una adición a la adrenalina, que mal pudiera terminar (y en muchos casos ya es así) en buscar el delito por el delito mismo, por retar a los padres, a la autoridad. 2. Una percepción distorsionada de lo correcto y lo incorrecto. De todas las infracciones que cometen sólo consideran que una es delito y puede tener consecuencias, “si nos agarran” el graffiti. 3. El estrés de la irregularidad con que se manejan está llevando a muchos al uso de sustancias adictivas. 4. La identidad que busca un chico de estas edades en lugar de estar aterrizada en la pertenencia a un equipo legal de skateboarding o a un estilo de arte en una pared permitida, está encontrándose en grupos antagónicos que dominan los barrios de la sectorización que de Santa Cruz de las Flores ellos mismos han hecho y que miden fuerzas en enfrentamientos violentos y venganzas interminables entre jóvenes y niños.

Deportistas, artistas, rayadores de firmas, destructores, pendencieros, conciliadores, niños, adolescentes, jóvenes, chavos casados, adictos, atletas. De todo hubo entre quienes nos compartieron en esta investigación, pero todos al final de cuentas son parte de un grupo mayor de varias decenas de habitantes de Santa Cruz de las Flores, que también son tlajomulcas y que piden un espacio; un parque skato, la adecuación de un área de la unidad deportiva, paredes preparadas y asignadas por el Municipio. Todos piden ser escuchados y necesitan  espacios legales para salir de la ilegalidad.

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