En las festividades de diciembre en Tlajomulco de Zúñiga, llevar mañanitas en compañía de la banda es parte de la tradición, incluyendo la congregación de personas que se unen al recorrido. Pero son los mismos participantes los que la han ido degenerando con la inclusión de bebidas alcohólicas, sistemas de sonido en los que se tocan canciones poco festivas y el uso de pirotecnia, transformado el pequeño paseo en una fiesta sin reglas por las calles.
Por Ángel Barajas
Esta situación se pudo observar durante todos las mañanas de los días del novenario en Tlajomulco Cabecera, en la que decenas de hombres y mujeres pasaban tirando cohetones y palomitas entre el grupo de peregrinos, hacia las banquetas, incluso entre los vehículos estacionados sin medir consecuencias.
"Llamé a la policía para reportar que estaban tirando barrenos, me dijeron que el policía de guardia en la -antigua- presidencia ya lo había reportado y que iban a mandar una unidad para revisar, pero no pasó ninguna patrulla", comentó un vecino de la calle Juárez, lugar por donde pasó esta peregrinación el sábado 8 y que por más de diez minutos aparentó ser un campo de batalla.
Este mismo grupo siguió su camino por la calle Abasolo y después por Independencia, siguiendo con la detonación de fuegos artificiales. Algunos vecinos se mostraron inconformes y comentaron, "Sí llegó la patrulla por aquí, pero no les dijeron nada. Es que son fiestas y esas son las tradiciones", dijo el elemento de policía que se encontraba de guardia en la oficina de oficialía administrativa, por la calle Porfirio Díaz.
A pesar de los llamados, el desorden no cesó, incluso con el paso de la policía. Y es que es trabajo tanto de seguridad pública como de protección civil mantener el control en el uso y venta de fuegos artificiales, en especial en la época decembrina, ya que tanto en estas fechas se incrementa.
Si bien este tipo de comercios se basan en la Ley Federal de Pirotecnia, en donde la Secretaría de la Defensa Nacional –SEDENA- es la que expide los permisos, el control se ejecuta mediante los cuerpos municipales, para así tener un mejor control de la situación. Sin embargo, el uso y compra-venta de los fuegos artificiales queda bajo el criterio de los usuarios, por lo que la seguridad de terceros también recae en sus manos, muchas veces es pasado por alto, solo por un rato de diversión.
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