viernes, 25 de junio de 2010

Riesgo en el consumo de carne.

Riesgo en el consumo de la carne.

La SAGARPA busca carne contaminada en Tlajomulco

Por Victor Hugo Ornelas

La carne, uno de los principales productos de consumo huma­no, podría generar un grave problema de salud en el mu­nicipio, debido a la matanza clandestina de ganado que se lleva a cabo con el fin de evi­tar inspecciones veterinarias y la revisión municipal.

Semana tras semana, el rastro municipal efectúa de­comisos de animales infecta­dos con tuberculosis, abscesos o inflamaciones, enfermeda­des que contaminan la carne, por la cual no es apta para el consumo humano, otro de los riesgos que a pesar de que no se ha presentado hasta el mo­mento en Tlajomulco, pero que no se puede descartar, es la existencia de clembuterol.

Por su parte la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Ali­mentación (SAGARPA), reali­za inspecciones continuas en el rastro y algunos corrales del municipio, con el fin de mante­ner un control sobre la carne antes de que se comercialice. Incluso se han incrementado medidas preventivas, puesto que en recien­tes fechas ya se presentó una con­tingencia por clembuterol en el municipio de Arandas Ja­lisco.

Al respecto uno de los ve­terinarios de la SAGARPA de­claró “El riesgo existe cuando la res o el animal es sacrifica­do sin llevarse a cabo la ins­pección correspondiente, tal como pasó en el caso de Aran­das, donde se llevó a cabo una fiesta y ellos mismos sacrifi­caron a su animal, ahora hay un buen número de personas intoxicadas”.

Al ser el nuestro un muni­cipio con una fuerte actividad ganadera, las inspecciones y el control para la matanza y la distribución, se com­plican sobremane­ra, muchas de las per­sonas que poseen un animal de en­gorda, pueden no ser conscien­tes del cuidado y los riesgos que representa el sacrificio de su res o puerco, desconocien­do síntomas de tuberculosis o simplemente teniendo a los animales en condiciones no aptas para su crianza.

El Rastro y sus carencias

Fredy Rodríguez, director del rastro municipal, coincide con lo dicho por SAGARPA, al mencionar que la matanza clandestina es uno de los principales proble­mas a los que se enfren­ta su dependencia, pero a su vez, es consciente de las limitaciones con las que cuen­ta, ya que en el rastro ubicado sobre la calle Juárez en la cabecera municipal, apenas se sacrifica un aproximado del 50% de la carne que se consume en Tlajomul­co. Esto quiere decir que el otro 50% es una incógnita en cuanto a la calidad y procedencia de la car­ne.

Para contrarrestar un poco esta situación se han implementado algunos pro­gramas como el plan de con­tingencia contra la tuberculo­sis, el cual consiste en que el municipio compre los anima­les infectados para cremarlos, pagando a sus propietarios 7 mil pesos por cabeza.

Sin embargo, a pesar de que el índice de decomisos se ha in­crementado considerablemen­te con respecto a años anterio­res, el riesgo sigue latente y es motivo de preocupación, pues con todo y la im­plementación de este tipo de progra­mas, algunos prefie­ren lo clandestino y optan por vender di­rectamente la carne sin una revisión veterinaria que avale las condiciones del ganado que se sacrifica.

Otros aspectos que deben analizarse en torno al rastro municipal es el reglamento que lo rige, así como las leyes sanitarias, también se deben considerar la distribución de espacios, los instrumentos que se utilizan, personal ca­pacitado, medidas de higiene, accesos y un riguroso control que permita a la ciudadanía estar tranquila a sabiendas de que se cuenta con un rastro eficiente y capaz de velar por la salud de los consumidores de carne.

Lamentablemente en Tlajo­mulco no podemos presumir en este rubro, pues debido a las condiciones del matadero municipal, las normas están muy lejos de cumplirse de la mejor manera, puesto que tanto su ubicación, dimensión y filtros de seguridad, dejan mucho que desear.

Lo anterior no es motivo de pánico, pero sin lugar a dudas los consumidores debemos tener especial cuidado y aten­ción en la carne que consumi­mos, cerciorándonos de que el lugar en donde la adquirimos cuente con el sello que aprue­be y garantice que la carne que nos ofrecen es confiable para nuestro consumo y el de nuestra familia.

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