martes, 22 de junio de 2010

Fraccionamientos olvidados en Tlajomulco.

Por Ángel Barajas

Se trata del fraccionamiento Real de Santa Anita y su vecino Balcones de Santa Anita, aunque fueron edificados por diferentes constructoras, su situación es muy parecida, divididos por una barda perimetral pero unidos por las necesidades: La escaces de agua.

El agua apenas cae

El principal problema de estos lugares es el escaso suministro de agua potable, ya que las instalaciones en ambos asentamientos no son las adecuadas.

Por una parte, en Real de Santa Anita no se tiene suministro propio, corre a cuenta de otro fraccionamiento llamado El Cortijo, donde se localiza la fuente y brinda el servicio por medio de la conexión de sus redes.

Cuando surge algún desperfecto, por lo general pueden durar desde 2 días hasta una semana sin agua mientras se soluciona y cuando se cuenta con el suministro hay muy baja presión en las tuberías, que resulta insuficiente para llenar el tinaco (los que cuentan con uno), por lo que tienen que almacenar el preciado líquido en contenedores.

Por otro lado, en Balcones de Santa Anita sí cuentan con suministro propio, sólo que su maquinaria no es la adecuada, siendo de menor capacidad a la demanda, hace alrededor de dos meses las bombas fueron sustituidas a causa de un desperfecto, sustituyéndolas por unas de menor tamaño.

Esto provocó que en las partes altas, como en la calle Nuestra Señora de los Remedios cruce con Calzada Santa Anita, el suministro apenas alcance a llegar y sea prácticamente nulo subiendo la calle, incluso cuando a sólo unos metros se encuentran las tuberías principales.

Lo curioso es que sólo en las casas de una planta se da esta situación, ya que las casas de dos plantas se encuentran conectadas a una red diferente, la cual tiene constante servicio con la presión adecuada.

Esto ha sido aprovechado por los mismos vecinos, quienes se han puesto de acuerdo con los propietarios de estas viviendas y por medio de mangueras (de hasta 100 metros) que han sido adquiridas en forma colectiva, se pasan el agua, cruzando la calle, las casas vecinas y hasta las de la esquina, para lo cual tienen sus tambos, tinacos o decenas de cubetas para poder almacenar la mayor cantidad posible de agua.

El transporte inconstante

También se presenta la dificultad de acceder a estos lugares, por su localización, en la cima de un cerro y a más de un kilómetro de distancia del poblado más próximo (La Coladera), lo cual hace que al igual de tardado sea peligroso.

A lo largo del camino se carece de alumbrado público; por un lado se cuenta con grandes predios, que presentan solo una finca y por el otro, sólo algunas casas al inicio de la cuesta, las cuales terminan y son continuadas por una barda perimetral más adelante.
Esto en conjunto, forman la situación perfecta para el atraco, más aún cuando el transporte público pasa cada 30 ó 40 minutos y los fines de semana, cada 2 horas, pues sólo se encuentran en funcionamiento 2 ó 3 unidades.

Poca seguridad

La falta de rondines policiacos en los alrededores por la cuestión de localización y la falta de personal de seguridad pública es obvia, ya que a este lugar acceden sólo una o dos veces por semana según los vecinos, dando un rondín general en ambos fraccionamientos.

Y aunque el nivel de violencia y vandalismo es técnicamente bajo, sigue existiendo la problemática de robo a inmuebles deshabitados, problema generalizado en el municipio, razón por la cual los habitantes siguen en espera de mayor atención por parte de las autoridades.

Al final, la problemática se ve empeorada por la cuestión de que estos asentamientos no se encuentran entregados, pero sigue siendo un llamado a las autoridades correspondientes por parte de los colonos, quienes se encuentran en toda la disposición para buscar una posible solución a estas situaciones.

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