Sigue siendo redituable el engaño y la falta de cultura para denunciar |
Estafadores, coyotes o ladrones con disfraces, son las
facetas que toman las personas que con la única intención de conseguir dinero
fácil, se acercan a ciudadanos con buena voluntad y necesidad de servicios,
abusando de su confianza y despojándolos de su patrimonio.
En Tlajomulco, esta situación no es nueva, ya que debido
al crecimiento poblacional de los últimos años, sobre todo en los
fraccionamientos, han aumentado también las oportunidades para ese tipo de
delincuentes, siendo sus fachadas más comunes, presentarse como vendedores de
servicios de telefonía, televisión por cable o
internet.
Por Ángel Barajas
Van de casa en casa ofreciendo algún servicio o producto,
dando la misma información que la de la empresa de la cual supuestamente van;
consiguen los uniformes con logotipos o marcas como Megacable, falsifican el
gafete que portan y los contratos, para después imprimirlos como si fueran
reales y así completar el engaño.
Al ofertar el servicio con las personas, les ofrecen
promociones o descuentos atractivos, cuando logran convencer a su víctima, le
solicitan un depósito inicial, que puede ir de los 100 a los 400 pesos, con lo
que según ellos, iniciará el trámite de conexión, con una duración de dos a
ocho días, luego llenan el supuesto contrato, que por lo regular no tiene
número de folio, o en su caso se lo ponen con lapicera, se lo entregan a su
cliente y se van.
Cuando la persona no recibe la conexión de televisión o
teléfono, acude a la compañía que supuestamente le había vendido el servicio
por medio del farsante, donde sólo se limitan a corroborar que el “promotor” no
trabaja para la empresa y cuando presentan el contrato les aclaran que es
falso, por lo que no representa ninguna responsabilidad para ellos, quedando
solo el afectado en estas situación de fraude.
Así pasó
De esta forma fue como a la señora Judit Contreras,
habitante del clúster 41 en Santa Fe, fue engañada.
“Llegó a mi casa un vendedor de Megacable, traía su uniforme y también su gafete, no me fijé en el nombre, me ofreció los paquetes, yo le pedí el de cable con telefonía y le pagué 300 pesos, incluso se llevó mi comprobante de domicilio y me dijo, -Le voy a sacar una copia, sirve de que ahorita viene el instalador, anda aquí-”
En medio de la entrevista aclaró que no sospechó del
vendedor, porque traía uniforme, gafete y contrato de Megacable.
"Se me hizo raro porque ya no regresó, me asomé y no había ningún instalador; entonces esperé como una semana y le hablé a los que instalan y les dije que tenía un contrato en mi domicilio y que si cuándo iban a ir a instalarlo; ellos hablaron a la oficina y de allá les dijeron que no había ningún contrato. Después fui a la oficina y me llevé el contrato, pero me dijeron que ellos no se iban a hacer responsables, que porque ese contrato no era de ellos, que eso era una copia y que si quería, podía hacer una denuncia contra quien resultara responsable”
Después de haber obtenido la negativa por parte del
personal de la oficina de Megacable ubicada en Santa Fe, la señora Judit estuvo
investigando con otros vendedores acerca del supuesto empleado que le hizo el
contrato, de quien al mencionarles las señas: "Un hombre de baja estatura, 'güerito', con lentes de aumento y dificultad al hablar, al parecer de más de
30 años", uno de los supervisores lo identificó, presuntamente” bajo el apodo de
“el chito”, quien al parecer había laborado dentro de la empresa, pero que
hacía algunos meses se había separado de la misma y de quien, al parecer, ya se
tenían otros reportes de fraude.
Después de esto y debido a la clase de trámites y la
excesiva burocracia que representa una denuncia, la señora decidió desistir y
no presentarla, pero sí quiso hacer su caso público para alertar a los
habitantes de Santa Fe y de todo el Municipio, para que no lleguen a caer en el
engaño de ese tipo de personas sin escrúpulos.
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