Crónica de un mitin político |
Mientras la música de banda suena los jóvenes bailan,
muchos aprovechan la ocasión para tomarse algunas cervezas, eso aun cuando se
encuentran en un lugar público, y según las normas municipales eso no está
permitido, pero cómo resistirse cuando los propios comercios se valen de la
conglomeración de personas para sacar un extra a través de la venta de alcohol.
La música se detiene y la fiesta parece tomar una pausa
para que la gente recuerde que se encuentra en un mitin político, entonces en
el estrado donde antes tocaba la banda aparece la figura de un hombre que
saluda a la multitud, en diversos puntos del Municipio la situación es muy
similar, la diferencia radica en el color con el que se viste cada uno de estos
personajes.
Por Víctor Hugo Ornelas
Unos prometen un cambio y otros más aseguran continuidad,
todo según les convenga, las banderas del partido que representa el candidato
comienzan a ondear como si se encontraran en un estadio de futbol, casi todos
los presentes son simpatizantes, y aunque la mayoría asegura que no hay
acarreados, las playeras, banderas y los camiones que estacionan a pocas
cuadras del punto de reunión, hacen pensar lo contrario.
Mientras tanto, el equipo de difusión de cada candidato
calcula a ojo de buen cubero la convocatoria, dos mil, cuatro mil o hasta cinco
mil, ya incluyendo la exageración, y claro, sin descontar a todos aquellos que
no llegan a la mayoría de edad, que no votarán y que fueron al mitin para
escuchar a la banda musical y difícilmente conocen el nombre del candidato que
la llevó.
El aspirante concluye su participación y entre porras y
aplausos levanta las manos en señal de victoria, lo que representa una especie de
ritual de campaña que todos hacen, luego camina un poco entre la gente y se va
confiado de haber conseguido algunos votos.
Ahí termina el evento, el candidato se va a planear su
próximo mitin y los simpatizantes a sus casas, los acarreados a tomar fuerza
para la siguiente manifestación de apoyo, sin embargo, lo que queda en el lugar
donde se llevó a cabo el evento no es para nada grato, basura por cualquier
lado, innumerables folletos con la foto de un hombre sonriendo adornado por el
logo de un partido y la duda sobre si la gente que acudió al evento tuvo a su
alcance los suficientes datos como para decidir si darle o no su voto al hombre
que acaba de ver y escuchar.
Y es que del discurso ofrecido por el candidato, apenas
concluye el evento y a muchos ya se les olvidó de qué trataba, ¿Te acuerdas de alguna propuesta del
candidato? “Sí, que va aponer clases de música” ¿De música? “Bueno, de
artísticas o algo así”, respondió un simpatizante al término de un mitin en la
Cabecera Municipal.
Finalmente y luego de presenciar lo anterior, podemos ver
que si algo es seguro que da como resultado un mitin político, eso un montón de
basura, consumo de bebidas alcohólicas y dudas por a poca efectividad de estos
para transmitir un mensaje efectivo a la ciudadanía.
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