martes, 21 de mayo de 2013

Quién dijo que ser madre es cosa fácil


Maricarmen Sandoval, al igual que muchas mujeres, es madre de Erik y Ángel de 8 y 9 años de edad, pero además de ser ama de casa también se dedica al complicado giro del comercio, es por esto que sus labores comienzan desde temprana hora, “Te tiene que rendir el día o si no, es cuento de nunca acabar”.

Apenas el reloj marca las seis treinta de la mañana, desde hace poco más de diez años, Maricarmen ya debe estar en pie para preparar el desayuno a su esposo Jorge, el cual normalmente consiste en un licuado y huevos estrellados aunque en ocasiones puede variar, “Como ama de casa a veces le batallas porque amaneces sin ningún peso, pero buscas la manera de que el alimento no falte en casa”.
Por Noemí Figueroa


El tiempo sigue transcurriendo y el reloj ya marca las siete de la mañana, es tiempo de que Erik y Ángel despierten para que comiencen a cambiarse la pijama por el uniforme escolar que Maricarmen previamente había desarrugado, pero mientras sus pequeños hijos realizan esta actividad, la madre aprovecha para cambiar preparar el desayuno del que degustaran Erik y Ángel y posteriormente salir rumbo al plantel educativo con quince minutos de anticipación, “A las ocho de la mañana entran mis hijos a la escuela y desde pequeños le he fomentado la puntualidad”.

Pero las labores domésticas apenas están por comenzar para Maricarmen, ya que al regreso del plantel educativo se toma un lapso no mayor a los quince minutos para desayunar algo ligero porque “El tiempo es primordial”, apurada porque “La casa se debe mantener en orden y limpia”, por lo que luego de disfrutar de un licuado, la escoba y el trapeador comienzan a entrar hasta en los más recónditos rincones del hogar y los trastes sucios que se encontraban apilados en el fregadero comienzan desaparecer hasta que la hora indica que es tiempo de acudir a las clases de cardio Karate que mantienen en buen estado de salud a esta ama de casa, actividad física a la que le dedica de diez a once quince de la mañana.

A esa hora, es tiempo de empezar a preparar la comida y Maricarmen debe pensar y buscar qué platillo les ofrecerá a sus hijos cuando hayan vuelto de clases, “Salgo de la clase con rumbo al súper y en el camino pienso qué voy a preparar”, luego de haber elegido el menú, aprovecha ese espacio de tiempo para disfrutar de un baño y aventajar con la preparación de la comida pues sus hijos están a punto de salir de clases, “Quince minutos antes de la una ya tengo que estar esperándolos”.

Al regresar, el tiempo apremia para terminar de preparar el alimento para que Erik y Ángel, que estudian computación en Chulavista, no se vayan sin comer, pues sus clases comienzan a las dos y media, clase que Maricarmen también comparte con sus hijos, pues a ella le gusta aprender este género de la computación, “No me puedo partir en dos, así que prefiero dedicar por lo menos esta parte de mi tiempo con mis hijos, pues tanto como a ellos y a mí nos beneficia”.

El atardecer comienza a caer y Maricarmen debe descuidar por un momento su hogar, ya que debe abastecer la mercancía para su comercio de papas y salchichas fritas y regresar antes de las cinco de la tarde para preparar y hacer limpieza de los objetos que utilizará en su día de venta, “Debo hacer los cortes de las papas y limpiar todo lo que voy a usar” y aunque su venta regularmente se prolonga hasta cerca de las once de la noche, esta madre como muchas otras, debe hacer una escala nuevamente para dar de cenar a sus dos hijos y a su esposo, quien ya se encuentra de regreso en casa, “Entonces sí busco algo rápido de preparar para darles de cenar o antes de salir a vender ya dejo hecho algo de comida”.

El reloj ya marca las doce de la noche y es tiempo de que Maricarmen se tome un debido descanso, pues luego de su larga jornada como ama de casa, otro día está por comenzar, “Aprovecho mis horas de sueño, ya que de mi dependen mis hijos y mi esposo también necesita de mi”.

Es por esto que el trabajo de una madre no es cosa fácil, ya que de ellas regularmente depende toda la familia y sin embargo no reciben sueldo alguno que les recompense las 16 horas de labores domésticas mínimas que normalmente invierten en sus hogares, por eso, ser madre es una labor que debe ser admirada por todos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario