Madre, esposa, vecina, profesionista y una caníbal que devora la cotidianidad para escupirla a manera de trascendencia, Blanca Bravo es una de las hijas de este municipio que ejemplifica la notoriedad femenina dentro de una sociedad tradicionalmente machista.
Con una columna titulada “Antropofagia Cultural”, la oriunda de Santa Cruz de las Flores, pone desde hace 100 ediciones un toque especial a la edición impresa de este semanario desde un particular ácido-pesimista-realista, punto de vista.
Por Víctor Hugo Ornelas
Blanca Bravo nació en Santa Cruz de las Flores en el año de 1969, se define como una observadora de la vida y escribiente de lo que ve, “Soy una eterna decepcionada de la inercia de la sociedad en conjunto y enamorada del poder de los individuos en lo particular”.
Sus ideales y tenacidad la convirtieron en la primera persona en obtener el título de Licenciada en la carrera de Antropología por la Universidad de Guadalajara, título que además consiguió por excelencia académica, que es uno de los mayores logros a nivel universitario.
Sus principales temas de investigación son las sociedades virtuales, tribus urbanas, pepenadores y su entorno, socio antropología aplicada en programas sociales desde el Ayuntamiento y religiosidad popular, en especifico el culto a la Santa Muerte, esto le ha llevado a ser autora de publicaciones en revistas científicas en México y Argentina, así como colaboraciones para investigaciones periodísticas en medios como el Semanario La Verdad y Milenio Jalisco además de colaboraciones en La Jornada.
Actualmente se desempeña como Jefe del Departamento de Seguimiento al Alumnado en la Universidad Politécnica de la Zona Metropolitana de Guadalajara (UPJ) y es la Ombudsperson (Defensora de los Derechos Humanos) de dicha institución.
Aunado a su labor en la universidad, tiene un cargo de Coordinación de relaciones públicas en Cactófilos Guadalajara (Asociación sin fines de lucro que difunde el conocimiento de las cactáceas y su coleccionismo responsable).
Su manera de ver la vida ha contagiado a más de algún lector, el aforismo que la define enuncia que “Ando el camino en pos de los pasos, no del destino”, y aunque le asusta la muerte, incluso ya tiene algo guardado para ella, pues sabe perfectamente lo que quiere que su epitafio diga y cómo se le recuerde “Pensé como quise, viví como pude y morí muy en contra de mi voluntad”.
El año pasado tuve la oportunidad de conocer esta extraordinaria mujer y aunque fue poco el tiempo, fue grato. Aprovecho este medio para saludarla y desearle éxito. Geógrafo Enrique García Becerra
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