viernes, 4 de noviembre de 2011

Tradición muy nuestra: Día de muertos (Parte 1)


Cada persona tiene una peculiar manera de recordar a los que ya partieron


Muchos aseguran que para conocer la cultura de un pueblo es necesario visitar sus plazas, iglesias y panteones.

En Tlajomulco, en cuanto a panteones se refiere, existen 16 en todo el Municipio, cada uno con algo que lo caracteriza y lo hace único, tal es el caso del cementerio de la cabecera municipal y sus leyendas sobre la presencia de Nahuales.

En Cajititlán es complicado caminar dentro del campo santo, debido a la gran cantidad de criptas y lo cercano que están unas de otras; Y qué decir del panteón de San Juan Evangelista, donde las tumbas forman parte del atrio de un templo que fue edificado por franciscanos a mediados del siglo pasado.

Por Víctor Hugo Ornelas / Mario G. León

A su vez, en cada cementerio y cada tumba, los familiares ponen su mayor esfuerzo por demostrar el amor que le tienen a sus seres queridos ya finados, algunos se sientan a conversar con ellos y relatarles las noticias nuevas que hay en la familia, “Te traigo la novedad que tu hija se va a casar”, le decía una mujer en el cementerio de la Cabecera Municipal a los pies del nicho donde descansa su difunto esposo, conversó un poco con él, hizo una oración y se sentó a comer sirviendo comida para dos, pues una de las tradiciones del Municipio es la creencia de que el ser que ya partió regresa el 2 de noviembre y es buen momento de compartir los alimentos.

Algunos otros ponen el mayor empeño y presupuesto posible en arreglar la tumba de sus seres amados, algunos las llenan con flores, otros les colocan catrinas, fotografías o les llevan la música que preferían, mientras limpian sus sepulturas. Pero si existe una historia que llama la atención en el territorio municipal es la de Nicxia Guadalupe, que tiene lugar en el cementerio del Zapote, su tumba, es inconfundible y cada persona que acude a este panteón la conoce.

Entre lápidas y algunas capillas se encuentra una pequeña casa, con medidas aproximadas a los nueve metros cuadrados, en el interior, hay una cama, una repisa y un pequeño tocador que son acompañados por algunas muñecas y peluches, así era el cuarto de Nicxia cuando tenía nueve años. Sara García, la madre de esta pequeña que ya descansa en paz, desde hace diez años no deja de visitarla, al igual que su familia, sin embargo, para el día de muertos preparan algo especial, desde el día 30 de octubre hacen labores de limpieza, cambian la fachada de la casa y le renuevan la pintura, el año anterior era morada, esta vez la cubrieron con tonos beige y amarillo ocre.

La señora Sara le llevó también un juguete nuevo a su hija, en ocasiones se da cuenta que falta alguno de los que ya tenía, pero sabe que lo encontrará en alguna otra tumba del panteón, “A veces se los llevan, luego vemos los peluches en otras tumbas”, comenta. Mientras limpia, platica con su hija, le arregla la cama, le acomoda los juguetes y la recuerda con mucho amor; el día dos de noviembre lo pasa completo junto a Nicxia, Sara arriba al cementerio alrededor de las diez de la mañana y termina los últimos detalles, coloca algunas figuras de princesas, hace algunas flores con papel de china y con la ayuda de aserrín pintado en color verde asemeja un jardín.

Toda la familia la acompaña, hermanos, tíos y primos de la niña, pasan el día en su última morada; y aunque no fuera de esta manera, Nicxia nunca está realmente sola, algunos niños que acuden al panteón la visitan, Sara no tiene problema en que los pequeños entren a la casita, algunos no la conocieron, pero aun así le sonríen, tampoco falta quien le deje una flor o sólo acuda a ver su tumba, que en estos días, se llena de colorido y alegría, porque los que aún están aquí no la olvidan, la visitan, acompañan y recuerdan con cariño a la pequeña Nicxia.

Cada persona lleva en su corazón una historia de aquellos que ya fallecieron y los acompañaron durante su recorrido por esta vida, cada uno tiene una peculiar manera de recordar a su ser querido, acompañándolo, algunos le sonríen, otros les lloran, algunos le ofrecen una misa, otros más les cantan... en fin, en nuestro Municipio, así es el día de muertos.

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