Margarita Pérez acudió al Centro Administrativo Tlajomulco (CAT) como cualquier otro ciudadano para realizar un trámite, en concreto fue a pagar una licencia, es decir, a cumplir con su parte como ciudadano responsable y contribuyente.
La mujer acudió al CAT antes de las tres de la tarde, pidió que le asignaran turno para hacer su pago y esperó a que éste llegara, sin embargo, para el momento en que Margarita pasó a la caja ya no la quisieron atender, pues al parecer eran unos minutos después de las tres de la tarde.
Por Víctor Hugo Ornelas
“(La Cajera) Me dijo que ya no, regresé a los turnos y le explique a la persona de ahí, ella me acompañó otra vez a las cajas para pedir que me atendieran y fue lo mismo, la de la caja dijo que ya no”, señaló Margarita Pérez.
Pero por si esto fuera poco, la ciudadana no solamente sufrió el desplante y la negativa de servicio, sino que de acuerdo a lo que narra, fue objeto de burla colectiva, “La cajera se portó muy grosera y las demás (cajeras) le hicieron segunda y se empezaron a mofar de mi, que le hiciera como quisiera y me quejara con quien quisiera, que ya no me iban a atender”.
La situación molestó sobre manera a la ciudadana, que a pesar del trato que recibió, al siguiente día acudió nuevamente al CAT para hacer el trámite que un día antes no pudo, pero además levantó una queja en Atención Ciudadana sobre el servicio.
“Mientras estén abiertas las puertas que nos atiendan, si no lo van a hacer entonces que cierren”, dijo Margarita de manera práctica, pues consideró que no hay motivo para tratar así a la gente, ni existe justificación para que un funcionario se burle de un ciudadano.
“Se hacen dueñas del lugar, de la situación, ya va uno con miedo a ver si están de buenas y lo quieren atender”, agregó la contribuyente que reprobó la actitud del grupo de funcionarias y luego de pagar su licencia y levantar su queja, se alejó del CAT con la una impresión que dista mucho del discurso que asegura poner al ciudadano como el centro de las acciones del Gobierno.
Desgraciadamente, es el común denominador en la mayoría de direcciones, la prepotencia, falta de educación, irresponsabilidad y lo peor de todo el desconocimiento de que su verdadero patrón,el que paga su sueldo, es el contribuyente.
ResponderEliminarAsí como pregonan la transparencia deben de aplicar la ley y castigar o despedir a esos malos servidores publicos.