Vecinos del fraccionamiento Arvento en Tlajomulco de Zúñiga, aseguran que abandonarán sus viviendas y con ello el crédito que tramitaron para adquirirlas, esto a causa de las grietas y daños que desde hace varios meses detectaron en la estructura de las casas.
El proyecto de este conjunto habitacional es de 8 mil viviendas según información del Ayuntamiento, mientras que en su portal de internet, la constructora GEO, lo promueve como “El desarrollo más equipado de Jalisco que cuenta con los 10 satisfactores de bienestar que garantizarán una excelente Calidad de Vida a todos sus habitantes “.
Por Víctor Hugo Ornelas
Sin embargo, para los vecinos de las calles Muérdago, Castaños, Manzano, Los Limones, Manzanilla y Trébol, entre otras, la realidad es completamente distinta, en 2012 con el temporal de lluvias iniciaron los problemas.
Las casas tanto de la planta baja, el primer y segundo nivel, registraron filtraciones en los muros y ventanas, “Fue muy feo, has de cuenta que le dibujaban un marco de agua a tu casa, así se veía”, señaló la señora Fabiola, una de las afectadas.
Al concluir las lluvias los vecinos comenzaron a experimentar otro problema, el piso, las paredes, escaleras y exterior de los edificios comenzaron a registrar grietas que con el paso de los días cambiaron de lo que podría parecer una raya pintada con lápiz en el muro, a fisuras a través de las cuales se podía ver de un lado a otro de la pared.
Para enero de 2013, cerca de 160 viviendas de 40 edificios del fraccionamiento fueron apercibidas por la Dirección de Protección Civil sobre el riesgo que podría generar los daños en la estructura de las casas, lo anterior de acuerdo a documentación en poder de los vecinos.
Los propios vecinos señalan que el acuerdo con las autoridades municipales y el fraccionador fue que este último realizaría un estudio para demostrar su versión del problema, ya que señala que los daños no ponen en riesgo la estructura de las casas y sólo se trata de fallas habituales que presentan las casas nuevas.
Este estudio debería haber sido entregado al Ayuntamiento y presentado a los vecinos, sin embargo, a más de cinco meses de dicho acuerdo, los habitantes dicen no haber recibido respuesta alguna, incluso señalan una completa desatención municipal, “Después de semana santa ya no volvimos a ver a un funcionario, ni de Procesos Ciudadanos, ni de Alumbrado, a nadie, sólo nos prometió que venía un Regidor, a ver si cumple”.
Mientras tanto las fallas en los edificios fueron cada vez más severas y la intervención de la inmobiliaria se redujo a trabajos de “embellecimiento”, señaló la señora Gabriela, “Hubo edificios que se estaban ya hundiendo, y lo que hicieron fue que los apuntalaron, pero el deterioro sigue”.
La molestia vecinal es generalizada, algunos han recurrido a instancias como la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO) y el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) con la esperanza de ser reubicados, pues consideran que las fallas en los edificios no se resolverán con lo que hace la constructora, que se ha limitado a colocar silicón en las grietas de los marcos de las ventanas y rellenar las fisuras más amplias.
Otras personas han desistido de lidiar con este problema y dejaron sus viviendas, mismas que ahora lucen letreros de “Se Vende” o “Se Renta”, algo que ya muchos piensan imitar, “Yo no me voy a esperar a que se me caiga el edificio, nada más que me den los papeles de mi hija de la prepa y nos vamos”, mencionó una vecina de la calle Manzanilla, declaración similar a la de otra habitante de la calle Manzano, “Vamos a perder el crédito, 60 mil pesos de subsidio federal, 40 mil que le pagamos a GEO para que nos pusiera piso y cocineta, pero no por ser pobres vamos a aguantar esto”.
Por otro lado, hay habitantes que mantienen la esperanza en que los problemas serán resueltos y les piden a los demás que no se vayan por temor a que el porcentaje de viviendas deshabitadas sea similar al de otros fraccionamientos, que presentan graves problemas de seguridad pública y baje la plusvalía del conjunto habitacional.
“Humedad, fracturas de muros, pisos huecos”, son cosa de todos los días, dijo Lourdes, vecina de la calle Manzano, mientras que la intervención de la constructora es limitada y el principal argumento para no atender las quejas vecinales es que se encuentran saturados de trabajo reparando daños en el fraccionamiento.
Las noches de los vecinos de la zona de departamentos en Arvento es de intranquilidad, algunos van a la cama esperando que no llueva, pues ello significará pasar la noche en vela colocando toallas en los marcos de las ventanas y buscando la manera de proteger sus muebles del agua.
El crujir de los edificios por las noches es un ruido que no permite conciliar el sueño y que les recuerda que es parte de una deuda que adquirieron y que deberán pagar los próximos 20 o 30 años.
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