Una fiesta cívica se vivió el
pasado domingo primero de julio a lo largo y ancho del Municipio, con la
participación mayoritaria de habitantes de Tlajomulco que acudieron a las urnas
a cumplir con una obligación ciudadana y elegir a quién consideraron como la
mejor opción para gobernar.
Desde temprana hora se observaron largas filas en las
casillas de votación distribuidas a lo largo y ancho del Municipio, donde con
orden, tranquilidad y paciencia, miles de habitantes, la mayoría acompañados de
sus familias, se dieron cita para sufragar.
Fue un evento en el que participó el 60.4% de los
tlajomulquenses con credencial para votar, en donde no podían faltar las
incidencias, aunque en la mayoría de los casos no pasó de amenazas y gritos,
muy pocos conatos se suscitaron en los que llegaron a los golpes. En más de una
casilla hubo señalamientos de personas comprando votos a favor de diferentes
partidos pero ninguna fue consignada a las autoridades y no se tiene
conocimiento que hayan sido registrados estos hechos en los reportes de
incidencias.
Por Jorge López
Todas las casillas, en su interior, presentaron gran
números de personas entre quienes la presidían, checaban y repartían boletas,
así como representantes de todas las fuerzas políticas, observadores y
representantes de los órganos electorales.
La afluencia de votantes inició desde la apertura de las
casillas y se mantuvo aproximadamente hasta cerca de las dos de la tarde,
cuando se registró un impase por la final de futbol europeo, para después de
las cuatro de la tarde retomar fuerza y observarse de nuevo decenas de votantes
haciendo fila.
Continuamente se observaron rondines de elementos de la
policía municipal en los centros de votación, para vigilar que todo marchara en
orden y sin contratiempos, situación que fue reconocida por muchos ciudadanos.
Afuera de los centros de votación, había personas que
realizaban una encuesta de salida, a la que unos contestaban amablemente, otros
se negaban, tras asegurar que luego de votar su prioridad era ingerir alimentos
luego de permanecer formados por mucho tiempo.
En algunas de las casillas, se evidenció que la
capacitación brindada por el Instituto Federal Electoral, a quienes se
desempeñaron como funcionarios, no fue tan eficaz, puesto que se presentaron
situaciones en las que no sabían qué hacer, como en caso de que llegara la
prensa a tomar una foto, entre otras cosas, que aunque no eran muy complicadas,
los funcionarios no sabían cómo actuar.
Por otra parte, algunos funcionarios se vieron lentos y
otros con falta de sentido común, que tardaban para entregar boletas o en
ubicar a la gente en base a sus apellidos. Afortunadamente la jornada
electoral, que pasa a formar parte de la historia se vivió en un ambiente de
libertad, paz, cordialidad y civilidad,
y los agoreros del pesimismo se quedaron con sus vaticinios para “mejor
ocasión”.
Por la noche del 1 de julio, muchos ciudadanos acudieron
a la explanada de la ex presidencia municipal para celebrar el triunfo, una vez
que se empezaban a conocer los datos por parte del Instituto Electoral, pero se
quedaron con las ganas, pues el candidato ganador, en esta ocasión decidió
posponer el festejo para otra oportunidad, en espera que los resultados tanto
en el Municipio como el Estado fueran más contundentes, además de evitar alguna
confrontación entre simpatizantes.
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