A cada momento, el tráfico en la Cabecera Municipal se va entorpeciendo más y más, tanto por el aumento del parque vehicular, como por la ausencia de autoridad en materia de vialidad, además del tráfico que llega por Circuito Sur y atraviesa el poblado a manera de atajo.
Por Ángel Barajas
Calles como Porfirio Díaz y Flaviano Ramos sufren por el constante estacionamiento en doble fila y hasta doble aparcamiento -una línea a cada lado de la calle-; otras calles como Higuera sufren por la falta de espacio para su doble sentido ya que uno que otro comodino se toma un carril para dejar su vehículo, porque a pesar de estar afuera de su casa, no deja de ser zona prohibida, ya que desde Degollado hasta Prolongación Escobedo es línea amarilla en ambas aceras.
Y qué hablar de las personas que todavía se dan la autoridad de cerrar las calles por comodidad personal, ya sea por velorio, novenario, peregrinación o cualquier otro evento religioso, sin tomarse la molestia de verificar si es necesario, o más grave, de tramitar un permiso en la Secretaría General del Ayuntamiento y la oficina de tránsito y vialidad, pues es ahí en donde se encargan de controlar el tráfico. "Yo siempre paso por aquí, pero ahora nada más porque a algún vecino se le ocurrió tengo qué rodear, pero ni se ve gente, malo que estuviera toda la calle llena", comentó un conductor afectado.
A pesar de estos problemas, ninguna solución es implementada. Después de casi dos años de estar incluido el municipio como parte de la zona metropolitana, todavía no se asignan unidades en la zona de Cabecera, siendo que las más cercanas por lo regular están sobre López Mateos y carretera a San Miguel.
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