La historia que se desarrolla en torno al
albergue infantil José María Robles, ubicado en la delegación San Miguel Cuyutlán en Tlajomulco, parecía
haber concluido con la detención de su fundador y director Gil García Mosqueda,
autollamado “hermano Gil”, acusado de
abuso sexual a menores. Sin embargo, señalamientos, irregularidades y
declaraciones de los implicados, incluyendo el testimonio de quienes vivieron
en el albergue, ponen al descubierto una serie de situaciones que fueron
denunciadas desde 2011 y que nunca fueron atendidas por las autoridades
correspondientes.
Diciembre
2011
Marcela Padilla de Anda y Rubicela Ramírez
Chávez, trabajadoras de la Procuraduría de Justicia, realizaron una visita al
albergue José María Robles, el primero de diciembre de 2011, como parte de sus
funciones en el área de visitaduría.
Las funcionarias señalaron en su informe,
algunas irregularidades en cuanto a las condiciones de sanidad del inmueble,
pues encontraron heces fecales en el piso de una recámara y “charcos de orines”, lo cual acreditaron
con fotografías. Indicaron también haber encontrado indicios de que un niño de
cuatro años, con retraso mental, dormía en la misma habitación que el director
del albergue, que varios de los menores no acudían a la escuela, a pesar de
tener edad para hacerlo y que otro, dormía en el piso de la cocina.
Además registraron el testimonio de uno de
los niños, quien aseguró haber presenciado un ataque sexual en las regaderas
del albergue, cometido por un chico de once años a otro de igual edad, todo
esto aunado a otras situaciones que señalan maltrato físico y psicológico en el
acta 724/visitaduría/2011. Las servidoras públicas entregaron el informe a su
superior, José Guadalupe Atilano, Director General de Visitaduría, quien a su
vez, dio parte al Ministerio Público estatal.
Los niños involucrados en la supuesta
agresión sexual, así como otro que se dijo víctima de violencia, fueron
trasladados a las instalaciones de la coordinación de Delitos Cometidos en
Agravio de Menores, Sexuales y Violencia Intrafamiliar. Lo anterior derivó en
la primera denuncia que involucró a Gil García, sobre la cual se tiene
información, sin embargo, las trabajadoras de la Procuraduría Social, coinciden
en que los servidores públicos, Edna Jessica Reynoso Aguilera y César Araiza
Becerra, quienes tomaron la declaración de Gil García Mosqueda, lo hicieron de
manera deficiente y limitada, argumentando haber tenido mucho trabajo ese día.
Cabe hacer mención, que al momento en que
el menor que dijo ser testigo de la agresión sexual rindió su declaración, el
“hermano Gil”, se encontraba presente y comenzó a intimidarlo amenazándolo con
correrlo del albergue, en respuesta, el pequeño comenzó a lacerarse algunas
costras que tenía en la mano y limitó su declaración, pues dijo tener temor de
que su hermano, de cuatro años, se quedara solo si lo corrían a él, todo esto
detallado en la averiguación previa 6616/2011.
Julio
2012
La fundación FIND, la cual brinda apoyo a
familias que han sido víctimas de robo o desaparición de menores, recibió el
señalamiento sobre al menos cinco menores que se habían escapado del albergue y
de los cuales no se tenía conocimiento sobre su ubicación, sin embargo, la
fundación corroboró que no existía denuncia alguna sobre el caso de los menores
desaparecidos. La misma fundación, aportó a la Comisión Estatal de Derechos
Humanos Jalisco, grabaciones de niños que daban testimonio sobre las agresiones
que sufrían, tanto sexuales, como físicas y psicológicas.
Octubre
2012
Fue el 19 de octubre de 2012, cuando el
responsable del albergue, Gil García Mosqueda, interpuso la denuncia por la
desaparición de los menores, que para ese momento sumaban doce, situación que
el “hermano Gil” atribuyó a la amenaza de que algunos tendrían que ser
reubicados a petición del Instituto Jalisciense de Asistencia Social y ellos no
querían.
“El
Instituto Jalisciense de Asistencia Social (IJAS) me recomendó bajar la
plantilla a la mitad; ellos (los menores) se enteran que van a ser reubicados y
se dan a la fuga porque dicen, prefieren estar en la calle que en otro
albergue”, mencionó el director del albergue
durante una entrevista a un medio metropolitano.
Por su parte, el presidente de la fundación
FIND, Juan Manuel Estrada, culpó a la Procuraduría Estatal y el Consejo Estatal
de la Familia, por mantener la situación en sigilo, “¿Cómo es posible que hayan pasado tantos meses desde que se fugaron y
ni la Procuraduría, ni el Consejo Estatal de Familia, que en este caso es tutor
institucional de los menores, se han dado a la búsqueda?”, de lo cual
presentó una denuncia ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco
(CEDHJ).
Noviembre
2012
Luego de casi un año de apoyar al albergue,
en noviembre del 2012, un grupo católico decidió suspender las actividades que
realizaban al respecto, debido a irregularidades que lograron observar, “El acuerdo fue que celebraríamos el
cumpleaños a los niños y apoyar jalando donaciones y conseguir ropa, alimento y
dinero”, explicó uno de los benefactores.
La primera ocasión que acudieron, fue para
festejar el año nuevo en 2011, sin embargo, meses después, cuando pretendían
festejar a uno de los niños, “Ya no
estaba, pasó lo mismo en semana santa cuando fuimos a festejar a cuatro niños y
ya no había ninguno y nos dijeron que porque estaban de vacaciones o habían ido
por ellos”, declaró nuestro entrevistado.
Este mismo grupo donó un congelador al
albergue, para mantener los alimentos en buen estado, pero en visitas
posteriores se dieron cuenta que ya no se encontraba, al igual que un televisor
y otros aparatos. Aunado a ello, dijeron conseguir diversas donaciones, pero
las condiciones de los pequeños en el albergue, siempre eran las mismas.
A lo anterior se sumó el señalamiento de
que algunos niños hablaron de situaciones de abuso sexual, por lo que el grupo
decidió cortar su relación con el albergue y buscar que alguna institución
interviniera en el caso, pero sin tener éxito en ese cometido.
Diciembre
2012
El Ayuntamiento de Tlajomulco, por petición
estatal y en una acción que involucraba al IJAS y al Consejo Estatal de
Familia, pretendió colocar sellos de clausura en el albergue, pero esto no se
pudo realizar, debido a que el personal de las dos instituciones estatales
nunca llegaron y dado que el Gobierno Municipal no tiene facultad para
trasladar a menores de edad, ni puede tener su custodia, se tuvieron que
retirar los oficiales de Inspección y Reglamentos, así como de Padrón y Licencias
del Municipio. Todo lo anterior consta en una acta circunstanciada de hechos.
Enero
2013
El 25 de enero del año en curso, un niño de
once años pidió a su madre, a través de un mensaje de texto del celular de uno
de sus compañeros, que fuera por él.
La madre se comunicó al albergue, pero no
pudo hablar con el menor, pues quien le contestó, le argumentó que el director
se había ausentado, pero que el niño se encontraba en buenas condiciones.
Al día siguiente, la madre del menor
recibió otro mensaje de texto, presuntamente del director del albergue (Gil
García): “Buenas tardes, soy el hermano
Gil, le comento que su hijo se salió a las seis y no ha regresado”.
Estalla
la bomba
La serie de situaciones que ocurrieron en
el albergue José María Robles, se convirtieron en una bomba de tiempo que
terminó por estallar el 26 de enero pasado, cuando el pequeño de once años que
escapó del albergue, mismo que envió el mensaje de texto a su madre, arribó a
su casa en el municipio de Juanacatlán a bordo de un taxi.
El taxista entregó al menor a la madre y no
le cobró por el servicio, pues le explicó que el niño lo abordó pidiendo que lo
llevara a su domicilio en Juanacatlán, pero solamente contaba con diez pesos,
que le detalló el abuso sexual del que fue objeto, por lo que el operador del
carro de sitio no dudó en llevarlo a su casa.
Las
declaraciones de los niños
El siguiente texto contiene declaraciones
de situaciones de violencia física y sexual que menores de edad narran haber
sufrido durante su estancia en el albergue José María Robles, por lo que
recomendamos discreción.
Estas declaraciones fueron tomadas por
trabajadores sociales, agentes de la Procuraduría y en entrevista directa con
este medio. Por obvias razones se omiten los datos de los menores.
Niño
1: “El
hermano Gil me metió a su cuarto y cerró la puerta con llave y como nos hace
dormir sólo con calzones y calcetines, ya estando dentro de su cuarto me dijo
que me bajara los calzones y yo le dije que no”, mencionó uno de los
pequeños que dijo ser víctima de abuso sexual del director del albergue.
El niño narró que otro de sus compañeros
dijo haber sido también atacado sexualmente por “el hermano Gil” y uno de los albañiles. Agregó que una persona
adulta, a quién identificaban como “el
abuelo”, por ser presuntamente padre de Gil García, fumaba marihuana frente
a otros niños, incluso, en ocasiones les convidaba.
Niño
2: Señaló que fue obligado por uno de los niños
mayores (de 16 años) a practicarle sexo oral, situación que “el hermano Gil” sabía, pero no decía nada, porque él hacía lo
mismo.
Niño
3: “Me bajó a
la fuerza de la cama (el hermano Gil) y me pidió que hiciera cosas que yo le
dije que no, entonces me pegó en la cara” -¿Por eso tienes ese moretón?- “Sí, le dije que me soltará y me llevó
atrás, me volvió a pegar en la cabeza”.
Niño
4: Luego de haber sido cerrado el albergue, en uno
de los predios contiguos se encontraba un jovencito que dijo tener 16 años,
mismo que aseguró estar ahí por extrañar
“al hermano Gil”. También señaló haber presenciado la detención de Gil
García y agregó, “Al siguiente día vino
la Procuraduría por mí, me esposaron y me llevaron a Tlajomulco y que me iban a
partir la madre si no decía la verdad”.
El menor añadió que ya en la Procuraduría
fue llevado “A un cuarto, me vendaron la
cara y me empezaron a pegar con una raqueta y me dieron toques en las manos
para que confesara, después me pusieron una bolsa en la cabeza para que dijera
la verdad”.
En su declaración ante el Ministerio
Público, el menor aceptó haber violado a uno de los niños del albergue, “La verdad yo sí he violado a un niño de la
casa hogar, pero esto porque yo también fui violado y quiero hacer lo mismo que
me hicieron a mí”.
Además indicó a este medio, que entre de
las actividades que acostumbraban en el
albergue, una era ver películas y recordó la última de ellas, “Don Bosco”, la cual narra, “La historia de un cura que tiene un
albergue y cuida a los niños para hacerlos personas de bien”, señaló el
chico, quien defendió al director Gil García de todas las acusaciones en su
contra, ya que dijo identificarlo con el personaje de la película.
Versión
de gil garcía mosqueda
El llamado “hermano Gil”, fue detenido el 27 de enero del año en curso, tras
la denuncia de la madre de un niño que dijo haber sido atacado sexualmente por
el director del albergue. Al respecto, el señalado emitió su declaración en
presencia de su Abogado y aceptó ser responsable de los hechos que se le
señalan.
García Mosqueda declaró haber abusado
sexualmente de un niño de 11 años, el 22 de enero del año en curso, por un
tiempo estimado de una hora, excusando sus acciones a que momentos antes había
visto un programa con escenas eróticas.
Actualmente, el albergue en cuestión se
encuentra cerrado y en la puerta de ingreso cuenta con un sello en el que
Servicios de Salud Jalisco, ejecuta la, “Suspensión
de trabajos o servicios”, sin embargo, no especifica qué disposiciones
sanitarias se infringieron.
Muchas de las denuncias que en esta nota se
narran, fueron de conocimiento público y otras se realizaron en las instancias
correspondientes, a pesar de ello, ninguna autoridad realizó acción alguna para
detener los abusos que los niños narraron haber sufrido desde el año 2011 y
hasta el 28 de enero, cuando el albergue José María Robles de San Miguel
Cuyutlán fue cerrado.
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