“Soy Juan José, vengó
de Centroamérica, sólo estamos juntando un poco de dinero para regresar a
Guadalajara y tomar el tren que vaya a la frontera”, dice un inmigrante
mientras pedía dinero, comida, agua o ropa, a los peatones, motociclistas y
automovilistas que cruzan por las vía del tren en la calle Higuera de la
Cabecera Municipal.
Juan, quien con un poco más de confianza mencionó que nació
en Honduras, pero ha vivido en El Salvador en los últimos 10 años de su vida,
apenas tiene dos que emprendió el largo viaje para intentar llegar de manera
ilegal a los Estados Unidos de Norteamérica.
Pero él no viaja solo, lo hace acompañado de otras dos
personas, una de ellas es una mujer, que da su nombre con un poco de recelo y
en voz baja, dice llamarse Ana. De la travesía por Guatemala, el Sur de México,
prefiere no recordarlo, “Para qué, lo que
nos interesa es continuar”, recaló.
Las vías del tren que atraviesa el oriente de la Cabecera
Municipal de Tlajomulco, tiene tres cruces importantes, el primero con Avenida
Pedro Parra Centeno, otro en la calle Higuera y uno más en Escobedo, donde
desde hace unos meses es frecuente encontrar a centroamericanos pidiendo un
poco de algo para continuar su travesía.
Otro de ellos es Don Chato, originario de Antigua,
Guatemala, un señor de la tercera edad, que carga una cobija y ropa sucia,
asegura que sólo está de paso, pero que caer en Guadalajara es una bendición, “Aquí no hay mafias, no nos roban, ni nos
matan como en el sur”. A él lo acompaña un niño de 12 años nacido en su
mismo País centroamericano.
“Nos conocimos cuando
cruzamos la frontera con México, el señor está muy enfermo, yo lo debo cuidar,
ni modo”, al preguntarle el por qué decidió emprender este viaje, el menor
aseguró que desea tener dinero, “Un trabajo para mandar dinero a sus hermanos y
padres”, igual como lo hiciera un tío de él, quien es su ejemplo a seguir.
Hay quienes para juntar dinero, deciden subirse a los
camiones urbanos del trayecto de Tlajomulco a Periférico, como el panameño
William y el colombiano Antón, ambos decidieron recorrer la ruta del sueño
americano y como los demás, también llegaron a Tlajomulco.
“Buenos días, nosotros
venimos desde Panamá, queremos llegar a Estados Unidos, pero en el camino nos
han robado y hemos sido perseguidos, ahora llegamos a Guadalajara, estamos
juntando un poco de monedas, para retomar nuestro viaje”, dijo William,
agarrado del pasamanos de un camión de la ruta 186.
Al pasar la mano entre los pasajeros, William les dice a
quienes le otorgan centavos o pesos, “Gracias
panita, gracias amá, que Dios se lo pague”. Todos ellos coinciden que su paso por Tlajomulco se debe a que se perdieron o equivocaron de tren.
“Estamos aquí porque
no preguntamos y tomamos el tren equivocado”, dijo Juan José; “Llegamos hasta Manzanillo, después
decidimos regresar, porque allá sí hay migra”, recordó el pequeño
guatemalteco; “Aquí uno se siente más
segura, aunque sólo queremos juntar algo y continuar”, expresó Ana; “No busco trabajo aquí, prefiero aguantar
y llegar a Los Ángeles, tengo familiares allá que me esperan para trabajar con
ellos”, expresó Antón.
Algunos de ellos se han ido de los cruceros de las vía del
tren de la Cabecera Municipal, pero hay otros que ocupan su lugar, pues también
han perdido la brújula de la ruta del sueño americano, por lo que provisionalmente
están en Tlajomulco.
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