lunes, 18 de febrero de 2013

La ganadería podría desaparecer


El aumento de la población que se ha registrado en los últimos años en el municipio de Tlajomulco de Zúñiga, ha afectado a los ganaderos, quienes se ven obligados a vender sus propiedades y mudarse a otros lugares.

Roberto Castillo Gómez es ganadero de Cajititlán, quien se ha dedicado a esta labor desde hace mucho tiempo, sin embargo, en los últimos diez años, la mancha urbana que se ha ido incrementando ha provocado que se vean en la necesidad de reducir sus parcelas, incluso pensar en trasladarse a otro lugar de Tlajomulco, “El pueblo ha crecido y pues se supone que nosotros, por nuestro ganado, nos instalamos en las orillas para no afectar a los pobladores, pero más bien la población ahora es la que nos afecta, y no me va a quedar de otra, más que seguir moviéndome a la orilla del pueblo conforme vaya creciendo”, comentó.

Por Noemí Figueroa


El crecimiento poblacional no sólo afecta en las dimensiones de las parcelas ganaderas, también genera consecuencias que pueden terminar con la existencia del propio ganado, ya que los espacios para pastar y en ocasiones los mantos acuíferos de los que sobreviven algunos animales, desaparecen con la llegada de nuevos conjuntos habitacionales, “Antes llevábamos a las vacas a pastar a los terrenos donde hoy sólo hay casas, en nuestro caso los animales van al lago a tomar agua, pero sabemos que dentro de poco nos tendremos que ir de aquí (…), el paso de carros también es poco sano para nuestros animales, porque no los dejan desarrollarse como antes y además, pueden provocar un accidente si se le atraviesan a un carro”, declaró por su parte Juan Carlos Morales, ganadero de Lomas de Tejeda.

Aun cuando los dos ganaderos entrevistados laboran en diferentes delegaciones del municipio, ambos coinciden en que el crecimiento de las poblaciones sólo les ha dejado pérdidas económicas, “Muchos de nosotros terminamos por desanimarnos en esto, de la ganadería, y mejor buscamos empleo por otra parte, principalmente porque a veces se nos empiezan a enfermar o a morir los animales y es caro invertirle (dinero) a un animal enfermo”, explicó Carlos Morales.

Existen rancherías en nuestro municipio, que en su mayoría son simples terrenos delimitados  por cercas hechas de piedra, pero que cuentan con bastantes años de antigüedad y que desafortunadamente, con la migración hacia otros poblados, han ido desapareciendo, dejando pocos restos de lo que alguna vez fue Tlajomulco.

La práctica de este trabajo es una tradición que viene de generación en generación, la cual es distintiva en nuestro municipio, pero también corre el riesgo de desaparecer con la continua urbanización de las delegaciones, pues hay que recordar  que la ganadería también representa el sustento de muchas familias enteras.

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