El aumento de la población que se ha
registrado en los últimos años en el municipio de Tlajomulco de Zúñiga, ha
afectado a los ganaderos, quienes se ven obligados a vender sus propiedades y
mudarse a otros lugares.
Roberto Castillo Gómez es ganadero de Cajititlán,
quien se ha dedicado a esta labor desde hace mucho tiempo, sin embargo, en los
últimos diez años, la mancha urbana que se ha ido incrementando ha provocado
que se vean en la necesidad de reducir sus parcelas, incluso pensar en
trasladarse a otro lugar de Tlajomulco, “El
pueblo ha crecido y pues se supone que nosotros, por nuestro ganado, nos
instalamos en las orillas para no afectar a los pobladores, pero más bien la
población ahora es la que nos afecta, y no me va a quedar de otra, más que
seguir moviéndome a la orilla del pueblo conforme vaya creciendo”, comentó.
El crecimiento poblacional no sólo afecta
en las dimensiones de las parcelas ganaderas, también genera consecuencias que
pueden terminar con la existencia del propio ganado, ya que los espacios para
pastar y en ocasiones los mantos acuíferos de los que sobreviven algunos
animales, desaparecen con la llegada de nuevos conjuntos habitacionales, “Antes llevábamos a las vacas a pastar a los
terrenos donde hoy sólo hay casas, en nuestro caso los animales van al lago a
tomar agua, pero sabemos que dentro de poco nos tendremos que ir de aquí (…),
el paso de carros también es poco sano para nuestros animales, porque no los
dejan desarrollarse como antes y además, pueden provocar un accidente si se le
atraviesan a un carro”, declaró por su parte Juan Carlos Morales, ganadero
de Lomas de Tejeda.
Aun cuando los dos ganaderos entrevistados
laboran en diferentes delegaciones del municipio, ambos coinciden en que el
crecimiento de las poblaciones sólo les ha dejado pérdidas económicas, “Muchos de nosotros terminamos por
desanimarnos en esto, de la ganadería, y mejor buscamos empleo por otra parte,
principalmente porque a veces se nos empiezan a enfermar o a morir los animales
y es caro invertirle (dinero) a un animal enfermo”, explicó Carlos Morales.
Existen rancherías en nuestro municipio,
que en su mayoría son simples terrenos delimitados por cercas hechas de piedra, pero que cuentan
con bastantes años de antigüedad y que desafortunadamente, con la migración
hacia otros poblados, han ido desapareciendo, dejando pocos restos de lo que
alguna vez fue Tlajomulco.
La práctica de este trabajo es una
tradición que viene de generación en generación, la cual es distintiva en
nuestro municipio, pero también corre el riesgo de desaparecer con la continua
urbanización de las delegaciones, pues hay que recordar que la ganadería también representa el
sustento de muchas familias enteras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario