Cuando las personas presentan condiciones físicas adversas,
todo parece ir en contra de ellas, sobre todo cuando socialmente se conserva
una actitud excluyente hacia ellos. No se trata por supuesto sólo de adecuar la
infraestructura para que este sector logre ser incluido, pues de nada sirve
cuando la falta de cultura por parte de la población en general, ignora los
pocos espacios que sí les son habilitados.
No se respeta
Desde hace varios años, las banquetas del centro histórico
de Tlajomulco fueron habilitadas con rampas para facilitar el tránsito de las
personas en sillas de ruedas, las cuales es muy común ver obstruidas por
vehículos, que con el pretexto de “un
minutito”, se quedan estacionados sin importarles que se puedan necesitar
dichos accesos.
Por Mario G. León
Esa sería la muestra más evidente de la falta de cultura de
la población hacia las personas con discapacidades observadas o que por alguna
otra razón utilizan silla de ruedas, pero existe una exclusión sistemática de
las actividades ordinarias, ya sea limitándolas para ocupar puestos de trabajo
que pueden desempeñar perfectamente, o bien, excluyéndolos incluso dentro de
sus mismas familias, donde no es raro que se sientan “una carga”, no tanto por lo que no puedan hacer, sino por lo que
se les limita en la misma sociedad.
No los incluyen
En el ámbito gubernamental, es común escuchar discursos muy
bonitos, donde se auto califican de “incluyentes”,
discursos que casi nunca son acompañados con hechos y donde Tlajomulco no es la
excepción. Por mucho que se hable de inclusión, será creíble esa postura de los
gobiernos, sólo cuando veamos incluidos entre el listado de funcionarios, a
personas con discapacidad manifiesta, contratados como una política específica,
en donde en igualdad de capacidad, sean reclutados ciudadanos de este sector de
la población, sin embargo, en la actualidad, la realidad dice otra cosa.
Recientemente fueron revisadas las instalaciones del nuevo
edificio municipal, conocido como Centro Administrativo Tlajomulco (CAT), por
el Consejo Estatal para la Atención e Inclusión a Personas con Discapacidad
-Coedis Jalisco- para recibir recomendaciones sobre las condiciones que guarda
el inmueble, respecto a la accesibilidad para personas con alguna discapacidad,
ya sea motriz, visual o de cualquier otro índole.
El dictamen de dicha inspección aún no ha sido entregado a
las autoridades municipales, pero existen situaciones tan obvias, que no
requieren peritos para saber lo inadecuadas que resultan para una persona con
discapacidad, sin que hasta la fecha, después de más de dos años de estar
operando en ese inmueble, hayan hecho los acondicionamientos necesarios.
Ni siquiera los ven
Literalmente así sucede, ni siquiera los ven. Los
mostradores de las cajas del CAT tienen tal altura, que cuando un contribuyente
se encuentra en silla de ruedas, no alcanza a ser visto por el servidor
público.
Aunque la mayoría de estas personas deciden que sus pagos
los realice un tercero, muchos prefieren acudir
personalmente para que les hagan efectivo el descuento que aplica el
Ayuntamiento a personas en su situación, pues para ello, requieren de verlos,
lo que resulta incongruente, porque una vez que están en ventanilla no los
pueden ver, entonces el contribuyente se tiene que valer de otra persona, no
para que pague, sino simplemente para que le avise al cajero de su presencia.
Esta situación fue más que evidente ahora que fueron
reubicadas las oficinas del Instituto Federal Electoral (IFE) a ese edificio,
donde las personas no sólo requieren ser vistas, sino posar para la foto,
firmar y poner huellas, lugar donde la servidora pública tiene que salir del
mostrador para poder atender al ciudadano.
Esta no es la única adecuación que urge realizar, puesto que
el baño público que se encuentra en el exterior del CAT, no tiene rampa de
ingreso, lo que de manera automática excluye a las personas en silla de ruedas,
por lo que de requerirlo, deben solicitar permiso para ingresar a los
sanitarios de los funcionarios.
Más lo que resulte adecuar, una vez que el Coedis Jalisco
entregue su dictamen, en el cual se contempla no sólo la discapacidad motriz,
sino también visual y auditiva.
Lo que hay
Desde hace varios años, en Cajititlán fue abierto el Centro
de Atención Múltiple (CAM) para la atención de niños con discapacidad y
recientemente un nuevo centro de este tipo se abrió en la Cabecera Municipal,
además de algunos otros espacios similares, atendidos por diversas asociaciones
civiles.
También se atienden en algunas instalaciones del DIF
Tlajomulco, a personas que requieren tratamiento de rehabilitación o
psicológico, en las que sí se incluye a los adultos. Por lo que ante la falta de
espacios gubernamentales para la atención de personas con discapacidades
observadas, muchas se ven en la necesidad de acudir a instituciones de
asistencia privada como el Teletón, al que están inscritos alrededor de 250
habitantes de Tlajomulco de Zúñiga.
Lo que falta
A pesar de los esfuerzos para abrir espacios a este sector
de la población, parece que nunca serán suficientes, pues pocas veces estos
centros pueden acompañarlos hasta incluirlos en la vida productiva, lo que
terminaría con la dependencia a la que son condenados con políticas
asistencialistas muchos ciudadanos, que más que otra cosa, desean trabajar o
realizar alguna actividad que los haga sentir que son parte de la población
productiva de este Municipio.
Falta también atención a las personas de edad avanzada,
cuando sus habilidades motoras, visuales y auditivas han decaído, ellos
necesitan banquetas parejas, rampas accesibles, preferencia peatonal y en
algunos casos, un asilo, pues en todo el Municipio de Tlajomulco no existe un
lugar de descanso o retiro para ellos, donde puedan pasar esta etapa de su vida
sin sentir que son una carga para sus familias, sino al contrario, que puedan
hacerlo con dignidad, activos y realizando actividades que les ayuden a
sentirse útiles y que les permita tener una mejor calidad de vida.
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