lunes, 17 de diciembre de 2012

Cofradía a la Purísima, la renovación y su historia


La madrugada de este sábado 8 de diciembre, como cada año desde hace cuatro siglos, una vez que La Purísima Concepción concluye su procesión por las principales calles del pueblo de Tlajomulco y retorna a su santuario, el Templo del Hospital comienza el ritual del cambio de estafeta en la Cofradía, que para el periodo 2012-2013 estará encabezada por Jesús Guzmán Cabrera e Elidía Márquez Haro, los nuevos Tatitas, palabra en nahua con la que se llama a los abuelos.
Por Aarón Estrada


Quienes una vez que tomaron el mando, cargaron la estructura de madera en donde fue colocada la patrona de este pueblo, para que la pasará por encima de las decenas de personas que yacían acostadas sobre el piso del templo y el atrio en esperaban que imagen de La Virgen fuera paseada por encima de ellos para ser bendecidos por ella.

Ahí también estaban los Mayores, Jorge Eustacio Rivas Pedroza y Margarita de Santiago Anaya, quienes harán las labores de administración de las limosnas y apoyos económicos que llegan a este santuario católico, así como los Topiles (hijos, en lengua nahua) Ricardo Ibarra Iñiguez y su esposa Laura Figueroa García; Mantopiles (niños) Moisés  Preciado Clarín y Ana María Delgado Tatengo; los Sipiles (Chiqueados en lengua nahua) Hugo Enríquez García y Angelita Mendoza y los Chiquitos (los más pequeño de la familia) Nicolás Rafael Ramírez Madrigal y María Mercedes Villalobos. Seis familias que vivirán durante los próximos 365 días dentro de las 7 habitaciones, dos comedores, salas de oración y decenas de baños, que conforman la sede de esta Cofradía anexa al Templo del Hospital.

La segunda fiesta religiosa más importante de Tlajomulco de Zúñiga, tiene un particular estilo de profesión y organización que se remonta a la época precolombina con la adoración al Dios Oxelot –representado en el Ocelote mítico felino originario del occidente de México-, pero con la llegada de la conquista española que instauración hospitales en antiguos recintos de culto, se conformaron las Cofradía, para que resguardarán y administrar estos lugares y en algunos casos los templos católicos.

José Luis Rodríguez cronista del municipio, asegura que fue en el año de 1587 cuando por medio de Fray Alonso Benítez se confirmó la primera Cofradía en este lugar, que tenía como finalidad cuidar y administrar el hospital anexo al Templo, en donde se atendían a enfermos por lepra en la época colonia.

Pero hay datos, como lo que precisa Silviano Lázaro Delgado en su libro Tlaxomulco tierra de tatitas en donde se asegura que fue en 1530 con la llegada del Fray Antonio de Segovia donde se instauró esta cofradía, en donde los indígenas nahuas y cocas lo nombraron el tatita Blanco, con lo que con ello comenzó esta tradición.

Desde entonces la forma de elegir a los miembros de esta Cofradía no ha cambiado en su esencia, asegura José Luis Rodríguez “es en el primer fin de semana posterior al sábado de gloria donde los Tatitas, acuden a las casas de quienes ellos eligen como su sucesores y una vez que aceptan se hace en la noche posterior a la sábado de gloria una verbena popular en la casa de la familia a quien se eligió”.

Lo mismo sucede para elegir a los otros mandos, es decir, los Topiles, Mantopiles, Sipiles y Chiquitos,  escogen a sus sucesores.  Durante estas veladas se ofrece tradicionalmente pozole, y una bebida hecha a base de semillas de cacao que se prepara en este lugar desde la época precolombina. Cuyos mandos a la par de ser nahuas, su culto, devoción y fe pertenecen a la iglesia católica.

Cofradía que tiene su homóloga en el condado de Vázquez Valley en California, donde los llamados hijos ausentes de este pueblo cada 28 de noviembre traen de regreso a su Purísima Peregrina y es aquí en su casa donde se desarrolla el cambio de mandos para quienes viven en este lugar del país del norte.

Pero con el paso de los años, esta organización religiosa ha tenido diversos enfrentamientos con la propia Arquidiócesis de Guadalajara, quien en alguno tiempo los llamo herejes e incluso se llegó a la excomunión de algunos de los miembros de esta Cofradía.

José Octavio Guevara Rubio, historiador y quien ha estudio gran parte de este conflicto que se suscitó en la primera década del siglo XX y explica que fue “a raíz de una representación cómica de la Judea que hicieron los miembros de esta Cofradía en 1919, por lo que el entonces párroco del templo de San Antonio de Padua (ubica en esta misma población) Miguel Ruiz Velazco, solicitó a la Arquidiócesis las suspensión de cualquier acto religioso y de culto a los miembros de esta cofradía”.

Situación que desató un conflicto entre estos con la iglesia católica, pero que no tuvo eco ya que se atravesó la guerra cristera  y fue hasta el año de 1936 cuando se reabrieron las puertas de los templos de Tlajomulco, la disputa continuo, pues el padre Miguel Ruiz Velasco, aseguro que no los aceptarían hasta que los indígenas hicieron un acto de sumisión ante la iglesia católica.

Pero en este periodo, añadió Guevara Rubio, "Se dio incluso la amenaza de muerte contra un padre, mientras que la iglesia llego al grado de descomulgar algunos de los miembros de la cofradía”.

Fue hasta el 7 de diciembre de 1966, cuando firman  un pacto con el entonces párroco Miguel Ramírez, en donde aceptan sumisión y aceptan sujetarse a las disposiciones de la autoridad eclesiástica, velar porque se conserve la costumbre de la Cofradía siempre que no vaya contra la fe y entregar la administración al sacerdote en turno lo que puso fin al conflicto, pero en este último acuerdo en los hechos no se cumplió pues la administración sigue siendo por los descendientes de los indígenas nahuas y cocas que habitaron esta región.

Pese a que el templo a la par con su hospital ha sufrido varias modificaciones al paso de los años, en las fachadas de sus paredes del pasillo principal de este lugar se pueden observar azulejos con la imagen de La Purísima y el nombre quienes conformaron diversas Cofradías en los últimos años, además de las obras que realizaron entorno a este lugar.

Pero sobre todo en sus habitaciones, techos, patios y jardines siguen habitando gatos, que en cada mes de diciembre suelen ocultarse ante la llegada de los hijos ausentes y devotos de La Purísima, que con su presencia recuerdan a propios y ajenos que esta tradición sigue permaneciendo con su legado indígena, en un mismo sitio donde hace  más de 500 años se adoraba a Los Ocelotes. Así es como se vive en los primeros días de diciembre la llamada Fiesta del Gato en este rincón de tierra llamado Tlajomulco.

DATOS DE INTERÉS
  • 6 familias integran a la Cofradía del Hospital, así como otro número igual a la que resguarda la virgen peregrina de La Purísima que tiene su templo en la ciudad de Vázquez Vally en California.
  • Siglo XVI se conforma la Cofradía en este lugar para resguardar y administrar el hospital que atendía a indígenas y mestizos enfermos en la época colonial.
  • 1860 Con las leyes de Reforma, inició la confrontación hacía esta cofradía
  • 1919 el párroco Miguel Ruiz Velazco solicitó a la Arquidiócesis de Guadalajara se suspendiera todo acto de culto por parte de los miembros de la Cofradía.
  • 1966 La Cofradía acepta la sumisión ante la Arquidiócesis de Guadalajara y acuerda entregar la administración al párroco de San Antonio de Padua.

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