miércoles, 2 de octubre de 2013

Baile entre la lluvia, culto a San Miguel Arcángel

Las fiestas del patrono de San Miguel Cuyutlán, arcángel que venció a lucifer y lo envió al infierno por no obedecer a Dios, se celebran cada año, entre la lluvia, el baile y el goce de beber alcohol, pretexto para algunos que usan de ring nocturno la plaza pública de esta delegación.

Aunque la procesión religiosa inicia en el atardecer, este es un acto de fe que sólo se limita para los habitantes de esta población. Porque cuando cae el sol y comienza la instalación de sonidos, luces, micrófonos, el acto religioso pasa a tercer plano, el sonido de las tamboras, trompeta, genera sombra al patrono de este lugar, ya que centenares de habitante de zonas aledañas llegan a este sitio para bailar entre la lluvia como si se tratará de otra manifestación de culto al patrono de esta población.

Adiós motherfucker, “¿Cuántos vas a querer y de qué sabor”. No es una ofensa de un hijo ausentes, sino el nombre de una bebida alcohólica, preparada con licor de sabores, hielos, agua minera  y vodka (mucho vodka) -si es Oso Negro, mejor-, por tan sólo 50 pesos. Es el nuevo deleite entre los jóvenes etílicos que acuden al baile, aunque también están los Vampiros -tequila con sangrita-, las micheladas y hasta una simple cerveza.
Por Aarón Estrada


Para los más grandes, un buen tequila o wisky, sirve de tercera compañía para bailar con su mujer, en un baile de cuatro tiempos que termina pasadas las medianoche, o cuando inician los primeros conatos de bronca, entre quienes insisten en recordar a Lucifer propagando la tierra de San Miguel.

La de la noche es una fiesta que se encuentra entre lo pagano-religioso-popular, como las que solía hacer Cóyotl, cuando conquistó y fundó estas tierras, hace más de 500 años, antiguo guerrero coca, que lleva el nombre de San Miguel.

Para los niños, los más pequeños, están los juegos mecánicos, la bisutería, los puestos de juguetes, los salchipulpos a un lado del juego de tiros, donde si le atinan al número seis un Chucky orina a quien pasa por ese momento.

A los tiros, para hacer orinar a ese muñeco espeluznante llegan todos, adultos, niños, jóvenes y hasta las damas con los más lujosos tacones, es la sensación, que al fin el agua es lo que abunda en septiembre en las faldas del Cerro Viejo.

Las fiestas patronales de esta población concluyeron el domingo 29. Cada día del novenario fue enmarcado por procesión de fe y esperanza en los atardeceres, rumbo al santuario de San Miguel. Por la noche, el baile bajo la lluvia como una segunda manifestación de culto, donde los golpes, formaron parte de esa expresión precolombina, aunque la mayoría de los que acudan a este lugar no tengan ni la menor idea de quién es en el pasaje bíblico el que mandó al infierno a Lucir. Un adoratorio que bien podría ser para el Dios Tláloc.

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