martes, 24 de septiembre de 2013

Discapacidad que no resta capacidad

Héctor Gerardo Ortiz es uno de los 12 empleados con discapacidad que fueron contratadas por el Ayuntamiento de Tlajomulco, primera institución que le da la oportunidad de laborar formalmente, pues debido a que no tiene piernas ninguna empresa lo contrataba.

Hasta hace algunos meses la manera en que Héctor generaba recursos era el auto empleo, aprendió a hacer pulseras, huaraches y otro tipo de artesanías, mismas que ofrecía a través de rifas, cambaceo y comercio informal.
Por Víctor Hugo Ornelas


Su incorporación se dio hace apenas un par de meses luego de que pidió empleo al Alcalde, quien ha marcado una agenda de gobierno sobre este tema, “Hablé directamente con el Presidente (municipal) y me contrataron, para mí ha sido como no te imaginas, ahora tengo un ingreso fijo”, señaló.

En cuanto a su desempeño dentro de la administración, Willy Saavedra, Director de Atención Ciudadana y jefe directo de Héctor, señala que para él, se trata de un empleado más en el sentido de no recibe un trato especial o distinciones por su condición física.

El titular de la dependencia reconoció que Héctor es un empleado positivo, “Hace equipo, colabora y nunca ha utilizado su discapacidad para sacar algún tipo de ventaja”, incluso mencionó que ha notado su intensión por capacitarse “En aras de ser mucho más eficiente”.

El tipo cumple una jornada laboral de ocho horas diarias que inician a las nueve de la mañana, generalmente no llega tarde a pesar de lo complicado que resulta el traslado, pues en Tlajomulco las rutas 186 y 187 que lo transportan de Lomas del Sur a la Cabecera no cuentan con ninguna unidad acondicionada con rampas, incluso en ocasiones ni siquiera se detienen “Depende mucho del chofer, unos hasta se baja y me ayudan con la silla, otros se van de largo”, señaló nuestro entrevistado.

Una vez que baja del camión, recorre cuatro calles para llegar al CAT, lo hace sobre la ciclovía de la calle Porfirio Díaz, la cual es el principal ingreso a este edificio y por donde circulan la mayoría de servidores públicos en sus vehículos o automóviles oficiales, sin embargo estos, que son sus compañeros de trabajo, simplemente lo ignoran y siguen de largo, contrario a lo que ocurre con las muchachas sin experiencia o sin estudios que se integraron a las filas del Gobierno por ser “bonitas”, caerle bien a alguien, o gustarle al indicado y a las cuales invariablemente sobra quién se ofrezca para llevarlas al trabajo.

Como Héctor Ortiz, hay otros empleados del Ayuntamiento con algún tipo de discapacidad que ponen el ejemplo en cuanto al cumplimiento de sus labores se refiere, son puntuales y nunca están a la espera de que el reloj marque la hora de salida, aunque tienen poco tiempo trabajando, no hay queja alguna sobre el servicio que brindan y siempre tienen la disposición de colaborar en lo que les soliciten, pues valoran su empelo y tienen el compromiso que otros trabajadores no desarrollan.

Además de Héctor, dos de estas personas contratas con discapacidad son invidentes; uno de ellos ha logrado cursar dos licenciaturas, y a pesar de su preparación, antes de obtener este empleo en el Ayuntamiento, obtenía sus ingresos pidiendo limosna a los transeúntes en lugares cercanos a su domicilio.

Mucho falta para generar una adecuada cultura social sobre la inclusión de personas con discapacidad y existe una agenda que la promueve, sin embargo los ciudadanos y los propios funcionarios aun no conocemos las formas para dirigirnos hacia ellos correctamente, y no contamos con los mecanismos adecuados para facilitar su interacción, pues seguimos haciendo las cosas y tomando las decisiones pensando en nosotros mismos.

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